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Trolls, premios y fake news

China y su estrategia para ganar influencia en Filipinas

A través de una empresa de marketing, China lanzó una campaña encubierta en redes con contenidos pro-Beijing y atacar la alianza militar con Estados Unidos.

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9 de octubre de 2025 - 11:47 Por Damian Szvalb

Mientras los buques chinos hostigaban con cañones de agua a embarcaciones filipinas en el Mar de China Meridional en 2021, otra batalla se libraba en el ciberespacio. Bajo la fachada de interacciones amistosas en Facebook, Pekín desplegaba una red de desinformación cuidadosamente diseñada para moldear la opinión pública filipina a su favor y erosionar el apoyo al histórico aliado del país: Estados Unidos.

Una empresa de marketing con sede en Manila, InfinitUs Marketing Solutions, habría sido el brazo ejecutor de esta estrategia digital, financiada directamente por la embajada china, según documentos y testimonios revelados por Reuters.

Foto notas (54)[1]
Escalan las tensiones entre China y Filipinas

Escalan las tensiones entre China y Filipinas

El laboratorio filipino de la influencia digital china

InfinitUs creó un verdadero “ejército de trolls” que operaba desde cuentas falsas en redes sociales, difundiendo mensajes prochinos y antinorteamericanos. Los perfiles falsos, disfrazados de ciudadanos filipinos, amplificaban contenidos favorables a Pekín, atacaban a legisladores críticos y sembraban dudas sobre la alianza de seguridad entre Manila y Washington.

Uno de los proyectos más visibles fue la creación del portal Ni Hao Manila, un medio que simulaba independencia local pero difundía propaganda favorable a China, incluso en plataformas como YouTube y TikTok, con seguidores comprados y comportamientos inorgánicos.

Objetivo: debilitar la alianza con Estados Unidos

El informe revela que la campaña no solo buscó mejorar la imagen de China, sino también erosionar la confianza filipina en la cooperación militar estadounidense. Los mensajes apuntaron contra la presencia del sistema de misiles Typhon de EE. UU., cuestionaron las vacunas occidentales durante la pandemia y promovieron la narrativa de una China benevolente.

El timing no fue casual: la ofensiva coincidió con el giro diplomático del presidente Ferdinand Marcos Jr., quien reorientó la política exterior filipina hacia una mayor cercanía con Washington, en contraste con la postura prochina de su antecesor Rodrigo Duterte.

Premios, financiamiento y captación de élites

La estrategia de influencia no se limitó al espacio digital. Beijing también tejió una red de vínculos con figuras políticas, académicas y mediáticas mediante la Asociación de Entendimiento Filipinas-China (APCU), una organización vinculada al Partido Comunista Chino (PCCh).

Los premios y reconocimientos financiados por la embajada incluían sumas de hasta 3.000 dólares, un monto muy superior al salario promedio filipino. Entre los beneficiarios figuraron asesores de seguridad, exembajadores y columnistas que promovieron una narrativa favorable a China y crítica del papel estadounidense en la región.

Una guerra de información entre dos potencias

Tanto China como Estados Unidos han librado guerras informativas sobre Filipinas, cada uno buscando moldear la percepción pública. Durante la pandemia, Washington también utilizó cuentas falsas para socavar la confianza en las vacunas chinas, según admitieron informes previos.

Pero mientras EE. UU. ha reducido fondos para contrarrestar la propaganda china, Pekín parece haber institucionalizado su maquinaria digital de influencia, utilizando empresas privadas, medios encubiertos y redes sociales como instrumentos de poder blando.

El Indo-Pacífico como tablero estratégico

Filipinas se ha convertido en el epicentro de la rivalidad geopolítica entre China y Estados Unidos. Su posición estratégica frente a Taiwán y en el Mar de China Meridional la vuelve clave para el equilibrio militar y diplomático del Indo-Pacífico.

La “guerra de información” que Pekín libra desde Manila refleja un cambio de paradigma en la competencia global: las batallas del siglo XXI ya no se libran solo en los mares o en los mercados, sino también en los muros de Facebook y los algoritmos de TikTok.

Como advirtió un senador filipino, “los filipinos creen en las redes sociales, y eso los hace vulnerables… o decisivos”.

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