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SUSCRIBITELa política exterior del gobierno que conduce Alberto Fernández desde 2019 ha sido sumamente errática. Desde la designación de cancilleres con poco expertice como Felipe Solá y luego Santiago Cafiero, hasta las idas y vueltas diplomáticas y comerciales en el vínculo con China, Rusia y EEUU.
Es necesario recordar que apenas 3 semanas antes de la invasión rusa a Ucrania y el inicio de las hostilidades que llevan más de un año, el presidente argentino visitó a su par ruso, Vladimir Putin. Allí aseguró que Argentina debía ser la puerta de entrada de Rusia a América Latina. En realidad, no terminó más que confirmar un fuerte vínculo iniciado durante la epidemia de Covid 19, donde Argentina se convirtió en el primer país de occidente en proveer a su población de la vacuna Sputnik, cuando ni las autoridades estadounidenses y europeas convalidaban ese fármaco.
Si bien, tras la reunión con Joe Biden, Alberto Fernández, expresó su decepción con Putin, lo cierto que la postura argentina ante la invasión rusa ha sido en cierta forma ambivalente. Desde el casi papelón en la ONU respecto de la no condena al accionar de Putin hasta la dialéctica de la cancillería que siempre instó a un cese del fuego sin advertir claramente a quien inició los ataques.
Por otra parte, está muy presente la fuerte vinculación en principio comercial con China que avanzó hacia áreas estratégicas que generaron alarma en EEUU, desde la estación de observación del espacio profundo en Neuquén, hasta la posible compra de aviones de combate, pasando por el posible negoción de la hidrovía hasta la construcción de una central atómica.
No obstante, en un nueva pirueta diplomática, la necesidad de solicitar ayuda a Joe Biden frente a las obligaciones contraídas ante el FMI, generó que todo eso fuera de cierta forma congelado, lo cual confirmaría lo errática y ambivalente de la política exterior de la Argentina, en tanto en cierta forma deja sin efecto lo que había declarado en noviembre de 2022, cuando participó de manera virtual de la exposición China Internacional Import Export (CIEE) de Shangai y afirmó que "China es un socio estratégico para mi país en términos de comercio, inversiones y financiamiento y sabemos del enorme potencial que nuestra relación bilateral tiene, dada la amplia complementariedad entre ambas economías".