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Conmoción política

Brasil y las graves consecuencias de la inconducta cívica

Miles de militantes bolsonaristas tomaron los edificios de los principales poderes en Brasil e instaban a las Fuerzas Armadas a derrocar a Lula Da Silva.

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10 de enero de 2023 - 15:49 Por Uriel Salamon

Desconocer un resultado electoral puede tener muchos ribetes, el más peligroso de ellos es lo que ya sucedió en EEUU tras la salida de Donald Trump y lo que ocurrió en Brasil, apenas una semana de asumido el nuevo gobierno, cuando miles de militantes que responden a Jair Bolsonaro, concentrados en Brasilia, decidieron intrusar y vandalizar los edificios de los principales poderes políticos del país: El Congreso brasileño, el Palacio de Planalto (sede del Poder Ejecutivo) y el Supremo Tribunal de Justicia en Brasilia.

El ex Presidente Jair Bolsonaro, aún en EEUU, tras su salida del poder, sin haber entregado formalmente la presidencia a su sucesor, como hemos abordado en EL ARCHIVO, buscó despegarse del hecho afirmando que : "

“A lo largo de mi mandato siempre he estado dentro de las cuatro líneas de la Constitución, respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra sagrada libertad”, expresó. En ese sentido, afirmó: “Las manifestaciones pacíficas, en forma de ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”. “A lo largo de mi mandato siempre he estado dentro de las cuatro líneas de la Constitución, respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra sagrada libertad”, expresó. En ese sentido, afirmó: “Las manifestaciones pacíficas, en forma de ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las depredaciones e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”.

No obstante, Jair Bolsonaro no dijo toda la verdad y sus palabras se perdieron en la ambiguedad. Por un lado, porque se refiere a protestas que tuvieron que ver con la disconformidad de algunos sectores con la organización del mundial de fútbol de 2014(2013) y la condena judicial a Lula(2017) y no con la disconformidad con un resultado electoral. Por otra parte, en ninguno de los casos se observaron el intrusamiento de edificios públicos de forma violenta, queriendo dar un claro mensaje de deponer a un presidente que recién asume. Es verdad que Bolsonaro no ordenó directamente tamaños incidentes, pero su omisión, su marcada inconducta cívica y su casi calcado comportamiento al de su amigo Donald Trump, con la muy parecida toma del capitolio en 2018, lleva la huella de su discurso.

Sobre los hechos en sí, se conoce que las primeras columnas llegaron a las tres de la tarde a la avenida principal de Brasilia luego de haber recorrido unos seis kilómetros desde el Cuartel General del Ejército, el mismo lugar donde se concentraron en Octubre para demandar un golpe de Estado y denunciar el avance "comunista" que encarnaría Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores (PT). En ese sentido, llama la atención la inicial pasividad de las autoridades de la capital de Brasil, de hecho la Corte Suprema de Brasil destituyó al gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha (opositor al PT), por 90 días. En su decisión, el ministro Alexandre de Moraes adujo negligencia y connivencia del gobierno de Rocha con la organización de los actos. Además, El presidente Lula Da Silva firmó un decreto que determina que la seguridad pública en el Distrito Federal es responsabilidad del gobierno federal y nombra interventor al secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Cappelli, según el acta firmada por el mandatario

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La cuestión se agrava si además se comienza a saber que este ataque no fue algo espontáneo. Los atacantes a las sedes del gobierno brasileño se organizaron a través de redes sociales utilizando la expresión “Festa da Selma”, una alusión a la selva, un término utilizado por los militares brasileños, de acuerdo con una investigación del medio local Agência Pública. Además, se identificó el uso del hashtag #BrazilianSpring (Primavera brasileña), una término impulsado por el ex estratega de Donald Trump Steve Bannon después de la derrota de Bolsonaro en las elecciones presidenciales, según informa la misma investigación. Por su parte, se registró que en grupos públicos de WhatsApp manifestantes se organizaron para “tomar las calles” desde al menos el 5 de enero último, y en Telegram se viralizaron ofertas de viajes en ómnibus a Brasilia y pago de gastos de comida y alojamiento, de acuerdo con un relevamiento de Agência Lupa, medio de fact checking de Brasil. En tanto, a través de YouTube se difunden videos de los ataques y se piden donaciones. Como identificó Aos Fatos, otros de los sitios de fact checking brasileños, los videos publicados por los mismos manifestantes o grupos afines fueron monetizados ya sea con pedidos de dinero a través de plataformas externas como también vía la misma herramienta de YouTube.

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Luego de los sucesos, Al menos 1.200 bolsonaristas fueron detenidos este lunes en el campamento que habían montado frente al cuartel general del Ejército en Brasilia desde las elecciones de octubre y desde el que fueron lanzados los ataques del domingo contra las sedes de los tres poderes en Brasil. Por otra parte, rápidamente, líderes del mundo se manifestaron en contra de la violencia ejercida por estos grupos y en defensa de la democracia.

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