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SUSCRIBITEEspaña acogió al opositor Edmundo González Urrutia mientras la comunidad internacional cuestiona el triunfo de Nicolás Maduro en Venezuela
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SUSCRIBITEEdmundo González Urrutia, el principal rival de Nicolás Maduro en las controvertidas elecciones presidenciales de Venezuela el 28 de julio de 2024, se ha exiliado en España, alegando persecución política. La salida de Urrutia marca un nuevo capítulo en la crisis política del país sudamericano.
El candidato de 75 años, que se refugió primero en la embajada de los Países Bajos en Caracas y luego en la embajada de España, explicó que su decisión de abandonar Venezuela fue para evitar un conflicto de "dolor y sufrimiento" para el país. En una carta dirigida a sus compatriotas, Urrutia hizo un llamado al diálogo, señalando que "solo la política del diálogo puede hacernos reencontrarnos" y que espera que su gesto sea correspondido. Además, destacó que la libertad de los presos políticos es su "gran prioridad" y una "exigencia irrenunciable".
Las elecciones presidenciales del 28 de julio otorgaron “oficialmente” la victoria a Nicolás Maduro, un resultado que fue validado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), a pesar de las acusaciones de fraude por parte de la oposición y de la comunidad internacional. Urrutia y sus aliados afirman que él fue el verdadero vencedor, respaldando esta afirmación con copias del 83.5 % de las actas electorales, las cuales el régimen de Maduro ha calificado de "falsas".
El exilio de Urrutia ha generado reacciones divididas en España. El gobierno del presidente Pedro Sánchez acogió al líder opositor, asegurando que se le concedería asilo político. José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores de España, afirmó que Urrutia "está mejor en España que indefinidamente en la residencia del embajador en un régimen casi de semi clandestinidad o en una cárcel" y reiteró el compromiso de España con los derechos políticos y la integridad física de los venezolanos.
Sin embargo, tanto la izquierda española, representada por Podemos, como la derecha del Partido Popular, criticaron el asilo otorgado. Podemos denunció la "hipocresía" del gobierno español por traer rápidamente a un "líder ultraderechista" mientras negaba asilo a activistas saharauis perseguidos. Por otro lado, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, comentó que Maduro era el verdadero beneficiado de la salida de Urrutia, pues su rival político ahora estaba fuera de Venezuela. Feijóo sugirió que, si él fuera presidente, habría concedido asilo a Urrutia, pero con el reconocimiento de presidente electo, y habría pedido la detención de Maduro ante la Corte Penal Internacional.
El gobierno de Maduro ha mantenido una postura desafiante tras la partida de Urrutia. La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, anunció que el régimen concedió un salvoconducto a Urrutia para su salida de Venezuela, argumentando que esto fue hecho "en aras de la tranquilidad y paz política del país". A pesar de estas declaraciones, el régimen ha mantenido que Urrutia perdió las elecciones y ha rechazado cualquier demanda de la oposición para verificar los resultados. Por su parte, Maduro calificó a Urrutia como un instrumento de la oposición que había huido del país para evitar rendir cuentas por sus supuestos delitos de "conspiración" y "instigación a la desobediencia". También acusó a su rival de ser parte de un complot internacional para desestabilizar su gobierno.
María Corina Machado, compañera de Urrutia y líder opositora en Venezuela, afirmó que la decisión de su aliado de exiliarse fue necesaria para preservar su vida y su libertad en medio de lo que llamó una "brutal ola de represión". A pesar de la partida de Urrutia, Machado aseguró que continuaría la lucha desde dentro de Venezuela mientras su compañero lo haría desde el exterior. La dirigente opositora también hizo un llamado a la comunidad internacional para que reconozca a Urrutia como el presidente legítimo de Venezuela.
La situación también ha incrementado las tensiones entre Venezuela y otros países de América Latina, en particular Argentina y Brasil. El gobierno argentino, liderado por Javier Milei, ha adoptado una postura firme contra Maduro desde las elecciones del 28 de julio, al punto de solicitar formalmente a la Corte Penal Internacional la detención del líder venezolano por crímenes de lesa humanidad. Además, Argentina denunció la decisión de Venezuela de revocar unilateralmente la autorización a Brasil para representar los intereses argentinos en el país, lo que exacerbó una crisis diplomática en Caracas.
Por su parte, Brasil, que había estado representando los intereses argentinos en Venezuela tras la expulsión del personal diplomático argentino, expresó su sorpresa ante la medida del régimen de Maduro. A pesar de la decisión, Brasil ha declarado que continuará custodiando las instalaciones diplomáticas argentinas en Caracas hasta que se nombre a otro país para asumir esa responsabilidad. Uruguay también manifestó su preocupación por la decisión de Venezuela, calificándola como una violación a la normativa internacional.
Con la comunidad internacional observando de cerca, el futuro de Venezuela permanece incierto. Las acusaciones de fraude y la falta de transparencia en el proceso electoral han alimentado las divisiones en el país y el endurecimiento de la crisis política. Mientras tanto, Urrutia y otros líderes opositores esperan que el exilio sea solo el primer paso en la restauración de la democracia en Venezuela.