21 de agosto de 2024 - 14:53 Las bombas atómicas vuelven tener un protagonismo central en la guerra entre Rusia y Ucrania. La invasión de territorio ruso por parte de Ucrania y la reciente autorización de la Alianza Atlántica (OTAN) para que Ucrania utilice armamento occidental en territorio ruso ha marcado un punto de inflexión: por primera vez desde la segunda guerra mundial una potencial nuclear es atacada por otro ejército en su propio territorio.
La guerra en Ucrania reavivó el debate sobre la posibilidad de un conflicto nuclear. Hay muchos analistas inquietos ante la posibilidad de que esta escalada lleve a un uso real de armas nucleares en un enfrentamiento directo entre Rusia y los países de la OTAN. Este artículo explora el contexto de esta tensión, las implicaciones de la doctrina militar rusa y cuales podrían ser las respuestas de Occidente.
El retorno de la amenaza nuclear
El uso potencial de armas nucleares tácticas por parte de Rusia ha sido un tema recurrente desde el inicio de la invasión de Ucrania. Según información revelada por el Financial Times, documentos filtrados muestran que Rusia ha considerado durante más de una década la posibilidad de usar armamento nuclear en escenarios donde se perciba una amenaza significativa a su integridad territorial o militar. Esta información coincide con declaraciones recientes de líderes rusos, quienes han insinuado la legitimidad de estos ataques en situaciones críticas.
Los archivos militares rusos revelados son 29 y fueron elaborados entre 2008 y 2014. Incluyen escenarios de juegos de guerra y presentaciones para oficiales navales, que discuten los principios operativos para el uso de armas nucleares.
La posibilidad que se desencadene un enfrentamiento nuclear podría crecer en la medida que Putin perciba a su enemigo, la OTAN, como una amenaza existencial. En ese caso sí podría considerar el uso de armas nucleares tácticas. Esta postura refleja una creciente normalización de la retórica nuclear en el discurso político ruso.
Estrategia nuclear de Rusia.
La doctrina militar rusa ha evolucionado para incluir un enfoque pragmático hacia el uso de armas nucleares tácticas, que son de menor potencia y están diseñadas para ser utilizadas en conflictos convencionales. Estos arsenales se distribuyen de tal manera que pueden ser lanzados desde diversas plataformas, incluyendo submarinos, aviones y misiles de tierra. Se estima que Rusia posee alrededor de 2,000 de estas armas.
En un contexto de pérdida relativa de poder convencional, el uso de armas nucleares tácticas podría considerarse una opción para cambiar el rumbo de un conflicto que de repente se esta transformando en desfavorable para Rusia. Esta mentalidad ha llevado a un ambiente de miedo e incertidumbre en Europa, donde muchos países temen ser considerados como objetivos potenciales. Razones para no le faltan.
En los documentos secretos revelados por Financial Time figuran los objetivos europeos que atacaría Rusia con armas nucleares. Ese documento de inteligencia de la Armada rusa revela la ubicaciónde 32 objetivos europeos que podría ser golpeados por Rusia. Se tratarían de ataques preventivos masivos con armas nucleares tácticas que se producirían si se desata un conflicto abierto con la OTAN. El diario británico destaca la ventaja que la daría a Rusia utilizar armamento nuclear en un fase temprano en u eventual conflicto.
Putin, que en junio pasado dijo que tenía una opinión “negativa” respecto del uso de ataques nucleares tácticos, ahora se jacta de que Rusia tiene un arsenal no estratégico mayor que el de los países de la OTAN.
¿Cómo reaccionaría la OTAN?
La decisión de la OTAN de permitir a Ucrania ejecutar ofensivas en territorio ruso con armas que le viene suministrando desde el inicio del conflicto es, según algunos expertos, un acto calculado que busca disuadir a Moscú del uso de su arsenal nuclear. La OTAN parece estar tratando de enviar un mensaje claro a Rusia: no tenemos miedo de una escalada nuclear y cualquier uso por parte de Rusia de ese tipo de armas será respondido de manera contundente. Sin embargo, esta estrategia conlleva riesgos significativos, ya que podría abrir la puerta a una agravamiento de la situación.
El uso de armas nucleares en un conflicto contemporáneo tendría repercusiones catastróficas, afectando no solo a los países directamente implicados, sino también a la estabilidad global.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, la posibilidad de un conflicto nuclear entre Rusia y la OTAN se convierte en una amenaza cada vez más palpable. La situación en Ucrania no es solo un conflicto local; es un microcosmos de tensiones globales más amplias que reavivan los temores de una guerra nuclear. A pesar de la retórica de desescalada, la realidad de las acciones de ambos bandos sugiere que el miedo a lo desconocido podría desbordarse fácilmente, poniendo en jaque la paz mundial.
Las lecciones del pasado son claras. La guerra nuclear nunca ha sido un juego; las víctimas potenciales son incalculables. Con expertos advirtiendo sobre la seriedad del momento, es crucial que los líderes globales mantengan un enfoque firme en la cooperación y el diálogo para evitar caer en una trampa escalofriante. La comunidad internacional debe permanecer atenta y lista para responder ante cualquier señal de escalada nuclear, mientras se esfuerza por restaurar la estabilidad y la paz.