18 de abril de 2023 - 12:02 Lo que parece una trama de ciencia ficción no lo es: las estrategias de seguridad y espionaje dispuestas por el gobierno de Putin han llevado a una sórdida trama que incluye el despliegue de los denominados "topos" por toda América Latina. Se trataría de una política de intervención en esta parte del continente dispuesta por Moscú.
Los "topos" no son técnicamente espías comunes, son, en todo caso, agentes "dormidos" que llevan adelante una vida en apariencia normal, con trabajo, profesión, vida familiar, etc. hasta el momento que Moscú decide que "salgan a la superficie" y cumplan un objetivo. Es decir, tareas más vinculadas con el espionaje.
Evidentemente, las facilidades que otorgan los países latinoamericanos para otorgar pasaportes que le permiten moverse con mayor facilidad, han convertido a esta zona del mundo en un "criadero de topos". Son lugares donde pueden llevar adelante una "vida normal" ocultando su objetivo real. La saga que develó este tipo de movimientos comenzó cuando el 5 de diciembre pasado, tropas de élite de la Policía eslovena irrumpieron en unas oficinas y una vivienda familiar en Ljubljana, la capital del país y detuvieron a un matrimonio que se movía con pasaporte argentino. fueron acusado de trabajar para Moscú.
Él hombre dijo llamarse Ludwig Gisch y haber nacido en Namibia, aunque luego se radicó en la Argentina y obtuvo la ciudadanía. La mujer dijo llamarse María Rosa Mayer Muños y ser oriunda de Grecia, aunque también aclaró ser argentina por opción. Tuvieron dos hijos –uno de 7,la otra de 9- y poco antes de la pandemia decidieron emigrar a Europa. Afirmaron que estaban hartos de la inseguridad de las calles de Buenos Aires y se radicaron en Eslovenia.
Él montó una pequeña empresa de informática; ella, una galería de arte. Y comenzaron a viajar, juntos o por separado, por Europa y a la Argentina. La sospecha que recae sobre ellos es que estos movimientos eran para llevar mensajes y dinero a otros topos en hibernación.
No obstante no es el único caso. Al poco tiempo de la detenciones en Eslovenia, una mujer que decía llamarse María Tsallas y ser fotógrafa, pero ocultaba la identidad de Irina Alexandrovna Smireva, desapareció de los lugares que frecuentaba en Atenas. La parte de esta saga no terminó allí, un tiempo después se detectó tras la desaparición en Malasia de un ciudadano que decía ser brasileño y llamarse Gerhard Daniel Campos Wittich, no obstante, ni se llamaba así, ni era brasilero y la supuesta griega era su esposa. Algo absolutamente incomprensible para su novia brasilera, que de esa forma se enteró que su amado no era quién decía ser y además estaba casado en Grecia, o sea un fachada delante de un vida aparentemente normal.
La historia de este reparto de pasaportes, en realidad arranca un poco más atrás cuando en octubre de 2022, el Gobierno noruego detuvo a otro supuesto brasileño que trabajaba como académico en la Universidad de Tromsø, José Assis Giammaria, aunque su identidad real sería Mikhail Mikushin y tendría el rango de coronel. Y las autoridades de los Países Bajos arrestaron en La Haya a otro presunto brasileño, Viktor Muller Ferreira, quien intentaba infiltrarse como pasante en la Corte Penal Internacional (CPI). Es decir, el tribunal que investiga los crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania. ¿Su verdadero nombre? Sería Sergej Vladimirovich Cherkasov.
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Tres " ciudadanos" brasileros con extrañas vinculaciones con el gobierno de Putin
Por supuesto que todos estos movimientos son posibles si existe algún tipo de connivencia estatal. En Uruguay arrestaron al jefe del equipo de seguridad del presidente Luis Lacalle Pou en septiembre de 2022, acusado de integrar una banda que emitía certificados rusos de nacimiento apócrifos en los que constaba que los padres eran uruguayos. ¿Para qué? Facilitar la obtención de pasaportes y documentos de identidad uruguayos a ciudadanos rusos. En los últimos meses ha llamado poderosamente la atención en Argentina por las más de 10000 rusas viajaron a Buenos Aires a parir durante el último año. ¿Explicación? Toda persona nacida en la Argentina es, por ley, ciudadano argentino y eso, a su vez, facilita los trámites posteriores de la progenitora para acceder a la ciudadanía.
Una vida aparentemente normal que esconde una estrategia de movimientos de inteligencia y un aspecto más del intento de penetración de Putin en América Latina, en este caso, con fines que van más allá de lo comercial.