14 de marzo de 2023 - 15:04 Por Uriel Salamon Desde que asumió en 2019, Nayib Bukele hizo de la seguridad y el combate al crimen organizado, principalmente encarnado por las pandillas denominadas Maras, el leimotiv de su presidencia en El Salvador. Luego de haber sido alcalde de Nuevo Cuscaclan (2012-12015) y de la capital del país entre 2015-2018, se convirtió en el primer mandatario en no representar a ARENA o al FMLN, las dos fuerzas mayoritarias, desde la reinstauración democrática en 1984.
Si bien es cuestionado por el nombramiento de familiares y allegados en cargos políticos, por algunos hechos de corrupción y por la manipulación de la constitución nacional a través de una Corte Suprema designada por él mismo para ir por la reelección en 2024, lo que mas problemas le puede traer es justamente su mayor éxito en términos de opinión pública: su política de seguridad genera simpatía en la población, colocándolo como el presidente con mejor imagen pública del continente.
Entre sus medidas contra el crimen se destaca la reciente mega cárcel inaugurada con el nombre de Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Fue construido en tiempo récord, tiene muros electrificados, celdas de castigo, un sistema que bloquea celulares y puede albergar hasta 40.000 presos. No obstante, justamente a causa de su denominada lucha contra el crimen organizado y las pandillas, Bukele está en el ojo de la tormenta, acusado de generar, en nombre de la seguridad, un régimen que viola los derechos humanos y que fundamentalmente está reñido con el ejercicio normal de un estado de derecho.
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Una mega prisión, el nuevo proyecto de Nayib Bukele
Según un reciente informe publicado por Human Rights Watch, para lograr una baja en el número de crímenes, tomó medidas durísimas de encierro de decenas de miles de salvadoreños (según cifras recientes, más de 60.000, incluyendo niños y niñas) por presuntamente pertenecer o estar vinculados de algún modo las organizaciones criminales. Por otra parte, se cuestiona la extensión de la suspensión de garantías individuales. El régimen de excepción está vigente en El Salvador desde el pasado 27 de marzo de 2022 a pesar de todos los cuestionamientos de organismos de la sociedad civil, de defensa de los derechos humanos y de organizaciones internacionales que han observado que el gobierno de El Salvador c avanza hacia un régimen autoritario.
Al respecto el subdirector en funciones para las Américas de Human Rights Watch (HRW), Juan Pappier, afirmó que la debacle autoritaria de El Salvador sólo sería superada por un país con un golpe de estado militar y por el Talibán. Por otra parte El documento, del Instituto Varieties of Democracy (V-Dem) de la Universidad de Gotemburgo, señala que bajo el Gobierno de Nayib Bukele se “intensificó su represión contra los periodistas y la libertad de prensa” y que junto a Túnez “ya no son democracias”.