13 de febrero de 2024 - 11:34 Por Uriel Salamon Hace más de un año advertíamos en EL ARCHIVO, que el regreso a la escena política de Latinoamérica de gobiernos denominados progresistas. El triunfo de Luis Arce en Bolivia y de Alberto Fernández en 2019, seguido por el de Pedro Castillo en Perú en 2021, el de Gabriel Boric en Chile y el de Xiomara Castro en Honduras en 2022 y el regreso de Lula en Brasil, implicaba posiblemente el refortalecimiento del vínculo del continente con Irán. Si a esto lo sumamos, los aliados " históricos" en el continente como Nicaragua y Venezuela, el posicionamiento en el continente de un gobierno al cual se lo asocia con promover el terrorismo, resulta preocupante.
La asociación de Irán con el grupo terrorista Hezbolá para la ejecución de diversos atentados contra el Estado de Israel en suelo propio y en otras partes el mundo parece, a la luz de las pruebas, poco discutible. Los atentados en Buenos Aires en 1992 y 1994 son un claro ejemplo de eso. Aunque jamás se esclarecieron, la responsabilidad entre Irán, como autor intelectual, y Hezbolá, como autor material, es la tesis más convincente para explicar el par de atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, respectivamente. Es por ello que los recientes acuerdos firmados con Bolivia en materia de seguridad y defensa genera particular preocupación en la República Argentina.
El 31 de octubre de 2023 Bolivia decidió romper relaciones diplomáticas con Israel “en repudio y condena a la "agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza”. Fue el único país que tomó esa extrema decisión mostrando la clara influencia ideológica de Irán. Recordemos que antes del 2007, Irán no tenía presencia diplomática en Bolivia. En el 2010 abrió su embajada, en el 2012 ya tenía acuerdos militares en el ámbito del narcotráfico y tres años más tarde, ciudadanos bolivianos viajaban a Irán.
En 2011 el entonces ministro de defensa iraní (hoy ministro del interior) Ahmad Vahidi, sobre quien pesa una alerta roja de INTERPOL por estar acusado de participar en la organización del ataentado a la AMIA, visitó Bolivia y participó de dos actos oficiales junto a su par local, María Cecilia Chacón: la graduación de pilotos de la Escuela de Aviación y inauguración de la Escuela de Defensa del ALBA, ambos en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Eso generó la protesta argentina y un pedido "tardío" de disculpas de Evo Morales. Vahidi debíó ser detenido y no transformarse en un invitado de honor.
A pesar del enfriamiento de relaciones en el periodo de Jeanine Añez en la presidencia de Bolivia (2019-2020), con el retorno del MAS al poder, presidido por Luis Arce, se reestableció el vínculo con Irán. Y en 2023 este vínculo se estrechó fuertemente cuando ambas naciones firman un memorándum de entendimiento en el área de defensa y seguridad. El mismo fue firmado en Teherán por el ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo Aguilar, y su par iraní, Mohammad Reza Ashtiani. Los alcances y detalles del pacto firmado entre Irán y Bolivia no son públicos porque están protegidos por una cláusula de confidencialidad.
Sin embargo, el propio Edmundo Novillo, admitió que el pacto abarca la adquisición de drones y lanchas para fortalecer el control territorial y fronterizo, combatir el narcotráfico y contrabando, así como la implementación de tecnología en distintas áreas, incluyendo la protección cibernética, nanotecnología y geomática.
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La firma del acuerdo entre Bolivia e Irán
Más allá de la argumentos de Bolivia, volvemos a caer en la teoría de la tecnología dual. Los drones y las lanchas puede ser utilizados con fines de control de narcotráfico, pero no están invalidados para otros fines, sobre todo cuando provienen de un Estado promotor del terrorismo, responsable de atentados en Argentina y tras la nueva postura tomada por el gobierno encabezado en Buenos Aires por Javier Milei con respecto a EEUU e Israel.