11 de octubre de 2023 - 11:06 Por Luciana Minassian Mi viaje a Sderot en el mes de julio de 2023 me dejó una impresión duradera e inolvidable. Este pequeño pueblo israelí, ubicado a menos de un kilómetro de la frontera con Gaza, Palestina, se alza como un símbolo de fortaleza y determinación en medio de la amenaza constante de ataques desde esa zona. Sin embargo, el amor y el sentido comunitario de sus habitantes los definen.
Desde el momento en que llegamos al kibbutz Nir Am, donde nos alojamos durante nuestra visita, quedó claro que la vida en Sderot estaba marcada por la incertidumbre. Los habitantes locales nos mostraron con seriedad y urgencia la ubicación de los refugios antiaéreos a los que debíamos dirigirnos en caso de un ataque desde Gaza (en el caso nuestro, nos tocaba la cocina, impecablemente equipada para resistir ataques de cohetes). La necesidad de estar siempre preparados para buscar refugio en cuestión de segundos dejó una profunda impresión en mí.
Durante nuestra estadía en Sderot, exploramos el centro de salud local, donde se dedican a tratar a niños que padecen de PTSD (Trastorno por Estrés Postraumático) mediante terapias de mindfulness. Fue conmovedor ver cómo los profesionales de esta comunidad trabajan incansablemente para ayudar a los más jóvenes y a sus padres a lidiar con el trauma que se deriva de vivir en una zona de conflicto constante. Nos enseñaron cómo las terapias de relajación y respiración también ayudan a lidiar con el conflicto. Traté de imaginar lo difícil que debe ser para los niños, y también para los adultos, cada vez que la voz femenina repite, cuatro veces consecutivas “Tzeva adom, tzeva adom, tzeva adom, tzeva adom” ( color rojo), lo que indica que un ataque inminente está llegando a la zona y hay escasos segundos para alcanzar un refugio. Los testimonios de las madres que una vez que corren a estos refugios, en medio de tanta tensión, se fijan cuántos niños llevaron, dado que a veces cargan a sus hijos y otras tantas también se hacen cargo de otros niños de la comunidad, sobretodo si saben que sus madres se encuentran trabajando.
Una de las experiencias más memorables de nuestro viaje fue la noche que pasamos en el pub de Nahal Oz, el kibbutz que se encuentra a menos de un kilómetro de la peligrosa frontera con Gaza y aparentemente estaría en control Fue allí donde conocí a Cecilia Gallardo, una valiente chilena que hizo de Sderot su hogar desde hace 25 años, después de escapar de la dictadura de Pinochet en su país natal, donde perdió a su madre, a su hermano y a su tío. La historia de superación de Cecilia es inspiradora, y sus anécdotas - ya históricas- de visitas de compras a Gaza, en tiempos remotos donde ni siquiera existía un punto de control. Su hijo, de 39 años, al preguntarle qué era lo que el aspiraba, solamente respondía que soñaba con volver a la playa de Gaza, “como lo hacía de chico”, lo que ilustra la esperanza y el deseo de volver a la normalidad que persisten en esta región, a pesar de las tensiones constantes.
Durante nuestra visita, tuvimos la oportunidad de conocer a Amir Tibon, un corresponsal diplomático del Diario Haaretz. Amir compartió con nosotros su elección de vivir en Sderot, a pesar del peligro constante y la cercanía con Gaza. Hace horas, nos relató el heroísmo de los jóvenes combatientes durante el ataque que tuvo lugar el sábado 7 de octubre de 2023, que ocurrió en medio de la culminación de fiestas religiosas, y de una fecha históricamente simbólica. Él relata que cinco terroristas aguardaban a estos jóvenes soldados, y que ellos sacrificaron sus vidas para proteger a la población de Sderot. El relato de Amir sobre cómo su propio padre llegó desde Tel Aviv para ayudar en la defensa cerca de la casa de su hijo, es absolutamente conmovedor.
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Distintas explosiones siguieron al ataque perpetrado desde Gaza
Mi visita a Sderot me dejó con una profunda admiración por la fuerza de esta comunidad. Durante el tiempo que estuvimos allí, compartí la experiencia con colegas de distintas partes del mundo, explorando a fondo la vida en Sderot, los desafíos de los kibbutz locales y la importancia de los refugios, que se encuentran dispersos por las calles y, a veces, de manera sorprendente, aparecen decorados con motivos coloridos para aliviar la tensión constante, como sucedía en los más de cinco refugios colocados alrededor del área de piscina en Nahal Oz.
En las noches que pasé en el kibbutz, el refugio antiaéreo estaba a unos 100 metros de mi habitación. Antes de dormir, no podía evitar pensar en la posibilidad de tener que llegar a él en caso de un ataque repentino, lo cual estaba más allá de mi imaginación. Sin embargo, el sábado 7 de octubre de 2023, una fecha que ahora resuena con gran simbolismo, lo sucedido superó cualquier pesadilla. Ataques y abducciones horripilantes afectaron a toda la población local. También a jóvenes que se habían acercado a Gaza para un festival de música electrónica. A pesar de los esfuerzos de evacuación por parte del personal de seguridad, muchos no pudieron escapar a tiempo, y las atrocidades no tardaron en aparecer en las redes sociales. Un video aterrador mostraba a Hamás paseando el cuerpo de una joven, que aparentemente habría viajado desde Alemania, en vistas de asistir al festival. Una multitud en las calles de Gaza celebraba este macabro desfile… Con mucha tristeza, me quedé pensando en que gran parte de la población en Gaza es rehén de un régimen que no le permite la vida en paz, y que lamentablemente no tiene posibilidad de elección, al menos, por el momento. La crisis humanitaria afecta a todos. Ojalá los niños de Gaza también pudieran tener acceso a tratamientos para el estrés postraumático, y cuántos lo deben necesitar…
Conversaciones entre algunos colegas resaltan el hecho que este horrible ataque no es una victoria para nadie: tanto civiles palestinos como israelíes están perdiendo su vida, y probablemente muchas más vidas se pierdan en el transcurso de los días venideros. Mientras eso suceda, los fundadores de Hamas seguirán celebrando la muerte de inocentes civiles, tanto árabes como judíos, y continuarán su objetivo de destruir la región como lo han hecho en las últimas décadas, dañando consecuentemente incluso a su propia población palestina. La lucha por los derechos del pueblo palestino es absolutamente ajena a las acciones de Hamás contra civiles inocentes.
Este relato es un recordatorio de la complejidad de la vida en Sderot y de la región en general, incluso de la población en Gaza. La resiliencia, coraje, valentía y el espíritu de lucha de la comunidad de Sderot son verdaderamente admirables, a pesar de los desafíos y los peligros constantes que enfrentan. Además, es importante destacar que, lamentablemente, los meses de septiembre y octubre de 2023 se han visto marcados por el sufrimiento de la población civil en diferentes partes del mundo, no solamente los civiles israelíes en las regiones del sur de Israel, los civiles palestinos en Gaza, sino también la población civil armenia de Nagorno Karabakh, que fuera recientemente expulsada, bajo riesgo de vida, de sus tierras ancestrales. Estos eventos subrayan la urgente necesidad de buscar soluciones pacíficas a los conflictos y proteger a los civiles inocentes en medio de situaciones tan difíciles.