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Escándalo con Huawei

Europa en alerta ante el avance de China

Denuncias por tráfico de influencia y corrupción vinculada a la empresa Huawei vuelve a tensionar las relaciones entre China y Europa.

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29 de mayo de 2025 - 15:40 Por Lucas Garcia

Cinco eurodiputados están bajo la lupa de la justicia belga por presunta corrupción vinculada a Huawei. El escándalo, que involucra tráfico de influencias y lavado de dinero, reaviva las alarmas en Europa sobre la estrategia global de China para ganar poder político a través de sus corporaciones tecnológicas.

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Investigaciones en Europa

La solicitud formal de Bélgica al Parlamento Europeo para revocar la inmunidad parlamentaria de cinco eurodiputados —vinculados al Partido Popular Europeo (PPE), Socialistas y Demócratas (S&D) y Renovar Europa— pone de nuevo en evidencia cómo la influencia china en Occidente no se limita a acuerdos comerciales ni al despliegue de infraestructura tecnológica: se infiltra, en muchos casos, por los intersticios más oscuros de la política, bajo sospechas de corrupción, lavado de dinero y tráfico de influencias.

La empresa Huawei, una de las joyas de la corona del régimen chino, aparece en el centro de esta trama. La compañía fue objeto de múltiples investigaciones y vetos en países como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, no solo por motivos de seguridad nacional, sino también por sus presuntos vínculos con operaciones de inteligencia del Partido Comunista Chino.

Esta vez, la polémica aterriza en Bruselas. Según la Fiscalía belga, ocho personas ya enfrentan cargos, mientras que se espera que Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, revele este miércoles la lista completa de legisladores involucrados. Salvatore de Meo, Daniel Attard y Nikola Minchev ya confirmaron que sus nombres están en la mira. Minchev, en particular, intentó desmarcarse al atribuir los hechos a un “antiguo asistente” relacionado con Huawei y pidió el levantamiento inmediato de su inmunidad parlamentaria para esclarecer los hechos.

China y la diplomacia de los favores

Lo que está en juego no es solo la reputación de unos cuantos legisladores, sino la integridad institucional de la Unión Europea. El escándalo recuerda a “Qatargate”, que sacudió a la Eurocámara en 2022 por casos similares. Pero ahora, el foco se desplaza hacia una potencia que juega a largo plazo y cuyas tácticas de influencia se despliegan con sofisticación, tal como lo venimos contando en artículos en ElArchivo. Desde inversiones estratégicas en infraestructura y telecomunicaciones, hasta financiamiento opaco a través de fundaciones, becas o regalos, Beijing desarrolló una diplomacia basada en favores, dependencia tecnológica y poder blando.

Huawei, como estandarte tecnológico, es repetidamente señalada como instrumento del gobierno chino. No solo ofrece soluciones 5G, routers y dispositivos inteligentes: ofrece acceso, puertas traseras y relaciones políticas útiles para extender la sombra del Estado chino más allá de sus fronteras.

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¿Un caso aislado o un patrón?

Lo más alarmante de esta investigación no es su existencia, sino su previsibilidad. Los indicios de interferencias extranjeras en el funcionamiento de las democracias occidentales dejaron de ser meras especulaciones. China —al igual que Rusia en el pasado— aprendió que el poder no se impone únicamente con tanques o sanciones, sino también con lobby encubierto y dependencia tecnológica.

La utilización de eurodiputados como vehículos de presión para legislar a favor de intereses extranjeros, tal como se sospecha en este caso, exige una respuesta política y judicial acorde al riesgo. Porque no se trata solo de levantar inmunidades: se trata de blindar las instituciones democráticas ante las nuevas formas de guerra híbrida y manipulación global.

Mientras Occidente debate sobre la regulación de la inteligencia artificial o los desafíos del cambio climático, China avanza con una estrategia sigilosa pero contundente: ganar influencia desde adentro, corromper el proceso de decisión, sembrar dudas sobre la autonomía política europea.

El caso Huawei no es un accidente. Es un síntoma de un conflicto geopolítico donde la tecnología es tanto herramienta como campo de batalla. Lo que definan los parlamentos no solo dirá algo sobre la legalidad de los actos, sino sobre la capacidad de Europa de resistir las nuevas formas del poder global.

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