10 de julio de 2024 - 16:49 Por Sarai Avila Utilizado como símbolo de protesta en Rusia y otros países, el patito de goma amarillo, un objeto originalmente diseñado para flotar en la bañera de los niños, ha trascendido su propósito inicial para convertirse en un símbolo multifacético en la cultura contemporánea. En el último tiempo, este juguete ha sido reinterpretado y utilizado en diversos contextos.
El patito como símbolo de protesta
Desde movimientos políticos hasta expresiones artísticas y tendencias de moda, destacan su capacidad para comunicar mensajes de resistencia, optimismo y crítica social. Los patos de goma han sido adoptados en la cultura pop y el arte, a menudo con significados positivos y optimistas. En Japón, el patito de goma amarillo ha encontrado un lugar especial en la moda y la cultura kawaii, que valora todo lo adorable y tierno. Llevar un patito amarillo en la cabeza se ha convertido en una señal de optimismo, felicidad y buena suerte. En lugares como Taiwán, también se considera un amuleto de buena suerte, añadiendo otra capa de significado a su uso.
En los últimos años, los patos de goma han emergido como íconos de resistencia en varios movimientos de protesta alrededor del mundo. Su uso en manifestaciones políticas se ha observado en países como Tailandia, Brasil y Rusia, cada uno con sus propios contextos y significados.
En el caso de Tailandia, los patos inflables amarillos se han convertido en un símbolo de las protestas prodemocracia. Durante las manifestaciones de 2020, los manifestantes utilizaron estos inflables como escudos improvisados contra la represión policial. La única manera de llegar al Parlamento, ubicado al otro lado del río Chao Phraya, era utilizando estos patos como barcos improvisados. La policía respondió con cañones de agua y gases lacrimógenos, pero los patos se mantuvieron firmes, simbolizando la resistencia pacífica. "El pato es un tipo rudo, hagas lo que hagas, siempre sonríe", escribía un manifestante en las redes sociales, destacando el coraje y la resistencia representados por estos inflables.
El caso de Brasil
En Brasil, el patito de goma también encontró su lugar en el escenario político durante las protestas contra la presidenta Dilma Rousseff en 2016. El poderoso grupo empresarial FIESP (Federación de Industrias del Estado de São Paulo) utilizó un gran pato inflable con la consigna "Chega de pagar o pato" ("ya no pagaremos más el pato"), criticando los altos impuestos y la corrupción. Este pato inflable se convirtió en un símbolo de las manifestaciones masivas y fue comparado con las obras del artista holandés Florentijn Hofman, quien criticó la copia brasileña por violar sus derechos de autor. Hofman es conocido por sus instalaciones de patos de goma gigantes en ciudades de todo el mundo, como Japón y Nueva Zelanda. Estas instalaciones no solo atraen a grandes multitudes, sino que también invitan a la reflexión sobre temas de escala, materialidad y la interacción entre el arte y el entorno urbano.
En Rusia también
En Rusia, el patito de goma se convirtió en un emblema de la corrupción gubernamental tras una investigación del líder opositor Alexéi Navalni en 2016, que reveló la existencia de una casa de verano del primer ministro Dmitry Medvedev con una casita para patos. Este descubrimiento llevó a los manifestantes a utilizar patos de goma como símbolo de su protesta contra la corrupción. Un activista de San Petersburgo incluso fue encarcelado por exhibir un pato de goma gigante durante una manifestación, lo que subraya la carga política que este símbolo ha adquirido en el país.
El patito de goma amarillo ha recorrido un largo camino desde su origen como juguete infantil. Su transformación en un símbolo de protesta política, optimismo cultural y arte contemporáneo es testimonio de su versatilidad y resonancia universal. En un mundo donde los objetos cotidianos pueden adquirir significados profundos y variados, el patito de goma amarillo se erige como un ejemplo destacado de cómo los símbolos pueden evolucionar y adaptarse para reflejar las complejidades de nuestra sociedad, subrayando la capacidad del arte para transformar objetos cotidianos en piezas que desafían nuestras percepciones y nos invitan a reconsiderar su significado en diferentes contextos.