3 de julio de 2024 - 09:35 La relación del presidente Javier Milei con China viene mal barajada desde antes de que se consagrara presidente, pero poco a poco va tratando de encaminarse. Pragmatismo. Tras durísimas declaraciones en campaña e incluso como presidente electo, Milei, en la práctica, empieza a tomar un camino que se distancia de aquella postura inicial.
Milei y China, en barcos opuestos
El presidente Javier Milei no dudó en dejar en claro que su Argentina estaría en otro barco distinto al de China. Fueron varias las señales contundentes que ni bien comenzó el gobierno Milei intentó dar al respecto. Desde lo discursivo, concretamente, confirmó que su gobierno sería pro Estados Unidos y pro Israel, y que se alejaría del comunismo empobrecedor con el que se había asociado el gobierno del presidente Alberto Fernández. En ese comunismo empobrecedor estaba China.
Javier Milei fue duro con China. "No solo no voy a hacer negocios con China. No voy a hacer negocios con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia", había manifestado Milei antes del balotaje. "Los comunistas no entran ahí. Los chinos no entran ahí”, completó. China respondió. La Cancillería china declaró que sería un "gran error" para Argentina cortar los lazos con "países tan grandes como Brasil y China".
Pero la oposición a China no fue solo discursiva. En los primeros días de gobierno, la gestión Milei dio un paso concreto para rubricar la nueva postura tomada. Realizó una reunión bilateral con los representantes de Taiwán, territorio que China considera histórica e irrefutablemente parte de China tras la separación en 1949. Son solo unos pocos países en el mundo los que reconocen la independencia de Taiwán, y Argentina no está entre ellos. Pero la reunión de la Canciller Mondino con la representante de la Oficina Comercial de Taiwán despertó la alerta en Pekin. ¿Argentina estaba dispuesta a cambiar su histórica posición de no reconocer a Taiwán? Rápidamente las dudas se disiparon. Milei y otros miembros del gobierno cuestionaron a Mondino por este movimiento.
Un último punto a destacar en la confirmación del nuevo rumbo de Argentina lo constituyó el retiro de Argentina de los BRICS, tras la aceptación de la invitación hecha por el bloque al país por parte del presidente Fernández. El bloque BRICS, que lideran China, Rusia, Brasil, India y Sudáfrica tiene a China como país central en su manejo y organización. “En esta instancia no se considera oportuna la incorporación de la República Argentina como miembro pleno a partir del 1 de enero de 2024", se limitó a decir el gobierno argentino en una carta enviada al bloque el 30 de diciembre, es decir, a tres semanas de asumir Milei. “En esta instancia no se considera oportuna la incorporación de la República Argentina como miembro pleno a partir del 1 de enero de 2024", se limitó a decir el gobierno argentino en una carta enviada al bloque el 30 de diciembre, es decir, a tres semanas de asumir Milei.
Un último punto que generó distancia de China fue de índole interna, pero afectó fuertemente los intereses del gigante asiático en nuestro país. La suspensión de la obra pública en el marco del abrupto recorte del gasto público generó que varias obras financiadas por China en el país se vieran congeladas. Quizás las más emblemáticas son las represas Kirchner y Cepernic, en el sur de nuestro país. La noticia sobre el congelamiento de la obra pública no cayó bien en Pekin y China hizo saber su preocupación.
El rol de China en Argentina
Como tratamos varias veces aquí en ElArchivo, la participación de China en la economía de nuestro país es muy grande. Es nuestro segundo socio comercial. Según informa la Bolsa de Comercio de Rosario, en 2022 el gigante asiático fue destino del 9,1% de las exportaciones nacionales, sólo detrás del Brasil, que se lleva el 14,2%. En este sentido, la agroindustria tiene un rol preponderante en nuestra canasta exportadora hacia China. Por otra parte, el 21,5% de las importaciones argentinas provienen de China.
También es un actor clave en la realización de obras de infraestructura. Argentina se sumó a la Nueva Ruta de la Seda China, y lo ratificó bajo los mandatos de Macri y Fernández. Se trata de la estrategia más ambiciosa de China para conquistar el mundo. En el marco de la misma, China desarrolla obras monumentales de infraestructura de dudosa calidad, tanto desde su construcción como desde la perspectiva ambiental. Las represas mencionadas son parte de esta iniciativa.
Por último, China también es central en el financiamiento a Argentina. Más allá de su importante rol en el FMI (aunque inferior al de Estados Unidos), el swap por valor de 5.000 millones de dólares entregado a la gestión anterior para fortalecer las reservas nacionales es quizá el punto más importante en el vínculo entre ambos países. Y el que genera más dependencia al gobierno de Milei.
Gestos de acercamiento
La cuestión del swap es la central para Milei en el vínculo con China. Ya en diciembre pasado, a pocos días de asumir y mientras daba señales discursivas hostiles, el presidente envió una carta a Xi Jinping solicitando la renovación del swap, que venció por estos días. El acercamiento se dio a través de Wu Weihua, enviado especial de XI Jinping a la asunción presidencial. El paso inicial estaba dado.
Hace pocos días, la historia del swap terminó de cerrarse. El Banco Central informó que renovó la totalidad de los vencimientos del swap tomado con el Banco Central de China. Es decir, los 5.000 millones de dólares mencionados. Tras este acuerdo entre países, el vencimiento que ocurría a fin de este mes fue pasado a julio de 2026. El pragmatismo de Milei quedó confirmado. En barcos opuestos, pero con las prioridades en orden. No haber renovado el swap hubiera significado una merma muy relevante en las reservas nacionales, que Argentina hubiera podido afrontar más no sin quedar en una situación financiera de mucha debilidad.
La confirmación del swap tuvo efectos inmediatos sobre otro de los puntos conflictivos: el supuesto acercamiento con Taiwán, que describimos más arriba. Tras confirmarse lo del swap, Guillermo Francos despidió a Omar De Marchi, principal nexo con Taiwán que estaba construyendo un área especial para vincularse con la isla rebelde, tal como lo reveló en exclusivo LPO. "Las rectificaciones políticas también es dejar de decir cosas que afecten la relación y no coquetear más con Taiwán", detalla la fuente según el medio LPO.
Luego del swap también surgió la versión de que Milei visitaría a Xi en China el 4 de julio. Era un pedido del gobierno chino para renovar el swap. Y un gesto de rendición de Milei. Sin embargo, en los últimos días desde el gobierno se negó este viaje y se dijo que los líderes podrían encontrarse en Brasil a fin de este año, en la cumbre de líderes del G20.
Por último, pero antes cronológicamente, hubo otro gesto de distensión. La inspección a la famosa base china en Neuquén, propiedad de China y utilizada con dudosos fines de investigación, tal como destacamos aquí en ElArchivo. Tras la denuncia de Estados Unidos de que allí se realizaban tareas militares, y de una muy impetuosa actitud del gobierno argentino para inspeccionar la base, la visita se realizó con resultados mucho menos rimbombantes que los esperados. La canciller Mondino dijo que allí no había visto ni militares ni actividades vinculadas a lo militar, y lo más altisonante fue su poco feliz conclusión: “son todos chinos, son todos iguales".
Pragmatismo mata discurso
El accionar del gobierno argentino respecto de China muestra un pragmatismo concluyente. El presidente Milei dejó los adjetivos ofensivos para dar lugar a acciones concretas que responden a la conveniencia. Y no está mal.
No obstante, queda en un lugar incómodo. Porque su alineamiento total con Estados Unidos no admite un híbrido. Si sostiene la postura de pragmatismo hacia China, en algún momento llegará el reclamo desde el norte del continente, desde donde se darán cuenta que el alineamiento es total desde lo discursivo pero no desde la práctica. Aquí también habrá que ver cómo juega un eventual triunfo de Trump en las elecciones de noviembre.
Sin embargo, quizá lo más inquietante sean las conversaciones que varias provincias argentinas ya empezaron a tener con el gigante asiático. Ante la difícil relación entre el gobierno nacional y el gobierno chino, China parece querer sortear a su par y entrar directamente en contacto con los gobiernos subnacionales. Las provincias, necesitadas de recursos, reciben a China con los brazos abiertos. Buenos Aires, La Pampa y La Rioja ya mantuvieron reuniones con funcionarios de distintas ciudades chinas, que vienen en representación del gobierno central chino. Incluso fueron recibidos por las gobernadores, o sea, al más alto nivel.
Si China logra establecer contacto directo con las provincias, podría mantener su presencia en el país. E incluso colaborar con provincias opositoras al gobierno nacional, para fortalecerlas. ¿Tiene registro de esto el gobierno nacional? ¿Ejerce una complicidad tácita? ¿Es legal lo que está sucediendo o atenta contra lo que dice la Constitución Nacional? Todas preguntas cuyas respuestas que el gobierno debería empezar a buscar.