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Preocupación en Estados Unidos

China: Alerta por su presencia en América latina

El gobierno estadounidense sigue de cerca el incesante aumento de la presencia china en países de América del sur y central

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2 de abril de 2023 - 13:56

Días atrás, la general Laura Richardson expuso ante el Congreso estadounidense sobre la expansión de China en Sudamérica. La Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos compareció ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes del Congreso norteamericano el 8 de marzo de 2023, como parte de la audiencia anual del comando ante el Poder Legislativo. Richardson alertó sobre la expansión de la influencia de China en América del Sur y el Caribe tanto en materia económica como diplomática, tecnológica, informativa y militar. A su vez, destacó su preocupación respecto de la manipulación de Beijing sobre los gobierno latinoamericanos por medio de prácticas de inversión consideradas depredatorias.

Laura Richardson hace historia como primera mujer jefe del Comando Sur de EEUU

Richardson señaló que China cuenta con la capacidad y la voluntad para promover su modelo de autoritarismo y aumentar su poder e influencia a costa de las democracias de la región. Parte de este esfuerzo ha implicado un incremento de la capacidad de Beijing para extraer recursos, construir puertos y otra infraestructura sensible - como instalaciones espaciales potencialmente de doble uso -, e influenciar a los gobiernos a través de inversiones voluminosas.

La crítica situación económica que atraviesan los países de la región, luego de la pandemia y agravada por los impactos derivados de la guerra, pone a sus clases dirigentes en una posición sumamente difícil. Al escasear los inversores norteamericanos u occidentales en las licitaciones de infraestructura que abren los gobiernos de la región, la competencia queda limitada a postores chinos. Muchas veces, estos países no tienen opción más que aceptar.

Parte del avance chino sobre América del Sur y el Caribe se enmarca en la Iniciativa de la Franja y la Ruta - o Nueva Ruta de la Seda -, lanzada por Xi Jinping en 2013 como la estrategia de desarrollo de infraestructura a escala global de Beijing. Ya hay 21 países de la región que integran la Iniciativa. Paralelamente, cada vez son menos los países que reconocen a Taiwán y, por ende, no mantienen lazos diplomáticos ni comerciales con el gigante asiático. En el continente, solamente Belice, Guatemala, Haití, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, y San Vicente y las Granadinas reconocen a Taipéi. En los últimos cinco años, República Dominicana, El Salvador y Panamá cambiaron su reconocimiento de Taiwán a China. Además, el Gobierno de Honduras acaba de anunciar que retiró su reconocimiento para establecer lazos formales con Beijing. A modo de comparación, sólo diez países forman parte de la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica. Esta es la apuesta de Washington para impulsar la cooperación regional orientada a fomentar la competitividad regional, la resiliencia y la prosperidad compartida.

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Presencia de Estados Unidos y China en América Latina

Presencia de Estados Unidos y China en América Latina

Comercio e inversiones

Hoy, China es el principal socio comercial de América del Sur. En 2019, las empresas chinas invirtieron 12.800 millones de dólares en América Latina, un 16,5% más que en 2018, concentrándose en infraestructura regional como puertos, rutas, represas y vías férreas. Las compras chinas de minerales y materias primas agrícolas ayudaron a América del Sur a evitar las peores consecuencias de la crisis financiera de 2008. Durante la pandemia de COVID-19, América Latina volvió a depender de China, cuya clase media impulsa la demanda de carne vacuna de Uruguay, cobre de Chile, petróleo de Colombia y soja de Brasil.

Sin embargo, los vínculos con China exceden lo meramente comercial. China también se convirtió en el prestamista predilecto. El gigante asiático alberga dos bancos de desarrollo internacionales, el Banco Asiático de Desarrollo de Infraestructura (AIIB) liderado por Beijing y el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) en Shanghái, que están expandiendo su presencia en toda la región. Antes del año 2000, China no había mostrado salidas significativas de capital. La prioridad del país era atraer inversiones del exterior para el desarrollo de su propia economía.

Sin embargo, desde principios de la década de 2000, China se ha convertido de manera constante y en un período de tiempo relativamente corto en una fuente importante de inversión extranjera directa (IED) a nivel global. La salida de IED de China pasó de menos del 1% del stock mundial en 1990 al 11,3% en 2019, lo que convirtió al país en la tercera fuente de IED después de la Unión Europea y Estados Unidos.

En el período 2000-2021, los flujos de inversión desde China hacia América Latina se han concentrado en América del Sur. Especialmente se destacan Brasil, Perú, Chile y Argentina como principales destinos.

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Transacciones acumuladas de salida de IED de China a regiones y países de ALC en miles de millones de USD, 2000-21

Transacciones acumuladas de salida de IED de China a regiones y países de ALC en miles de millones de USD, 2000-21

Industrias clave: Litio, 5G y otras

En lo que respecta al Cono Sur, Richardson también destacó en su audiencia ante el Congreso que el llamado “triángulo del litio” - que abarca a Argentina, Bolivia y Chile - acumula alrededor del 60% de las reservas de litio del mundo y se ha convertido en uno de los principales focos de actividad china en los últimos años.

China tiene una ventaja considerable sobre sus competidores en litio, lo que se refleja en el hecho de que es el principal fabricante mundial de baterías. En 2021, China representó el 79% de las baterías de iones de litio, seguida inmediatamente por Estados Unidos con solo el 6,2%. El abrumador dominio de China en baterías se deriva del hecho de que posee más de la mitad de la capacidad de refinación de litio del mundo. Sin embargo, una cosa es tener capacidad de refinación y otra contar con acceso a las materias primas. Las reservas totales de litio de China se estiman en 4,5 millones de toneladas, lo que la ubica sexta en el mundo, muy por detrás de Bolivia, Argentina, Chile, Estados Unidos y Australia. Por lo tanto, el problema de Bejing es que su demanda de litio supera lo que puede suministrar a nivel nacional.

El sector corporativo de China, en gran parte de propiedad estatal, juega un papel importante a la hora de suplir esta deficiencia y garantizar el acceso a fuentes de litio. Dos de las mineras de litio más grandes del mundo, Ganfeng y Tianqi, son chinas. La primera, uno de los principales proveedores de baterías de Tesla, tiene operaciones en Argentina. Por su parte, Tianqi posee una participación del 28% de la principal empresa de materiales básicos y productos químicos de Chile, SQM, una de las dos empresas a las que se les otorgó una licencia para operaciones de litio en el país andino. En 2021, otra de las grandes mineras de China, Zijin Mining, incorporó litio a su portafolio a través de una empresa canadiense que opera en Argentina.

En el último tiempo, China se ha concentrado cada vez más en el desarrollo de “nueva infraestructura”, como la inteligencia artificial, la computación en la nube, las ciudades inteligentes y la tecnología 5G de empresas de telecomunicaciones como Huawei. A pesar de las advertencias de Washignton contra el uso de equipos de este gigante tecnológico, Argentina y Brasil, entre otros, dependen de la tecnología desarrollada por Huawei para sus redes celulares.

Beijing también ha buscado fortalecer la cooperación espacial con América Latina, comenzando con la investigación y producción conjunta de satélites con Brasil en 1988. También preocupa a las autoridades norteamericanas la existencia de la instalación espacial no doméstica más grande de China en el desierto patagónico de Argentina, y su red de estaciones terrestres de satélites en Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela.

Por último, China también ha encontrado en América Latina un mercado para el entrenamiento y el equipo militar chino. Las tropas y las bases aún no están a la vista, pero entre 2009 y 2019, el año más reciente del que hay datos disponibles, China vendió el equivalente a 165 millones de dólares en equipo militar a Venezuela, Bolivia y Ecuador, incluidos aviones, radares de defensa aérea, y armas pequeñas. China también ha vendido equipos a las fuerzas policiales de toda la región. Asimismo, miembros del Ejército chino han llevado a cabo varias visitas a puertos sudamericanos que han llamado la atención sobre la creciente presencia militar de China en la región.

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