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Represas de Santa Cruz

Argentina y el alto riesgo de endeudarse con China

Argentina busca reactivar las obras de las centrales hidroeléctricas en Santa Cruz mientras incurre en el riesgo de pedir a los chinos otros US$ 500 millones.

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17 de enero de 2024 - 14:21

Argentina y su vínculo complejo con China suma un nuevo capítulo. La semana pasada, el flamante presidente de Enarsa, Juan Carlos Doncel Jones, se reunió con directivos de la empresa china Gezhouba, una de las principales constructoras del gigante asiático. El objetivo: intentar reactivar las obras de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic (antes Condor Cliff-La Barrancosa), situadas en el Río Santa Cruz. De hecho la comitiva china se había reunido unos días antes con el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, sumamente interesado en volver a dinamizar esta obra que en su momento de mayor actividad llegó a emplear a 3000 operarios.

No obstante, antes de meternos con el tema del financiamiento chino, sería interesante refrescar un poco la memoria a nuestros lectores sobre esta obra. La construcción del proyecto hidroeléctrico en el Río Santa Cruz, bautizada inicialmente Condor Cliff-La Barrancosa, renombrada Kirchner-Cepernic, muestra que más allá de los derechos vulnerados, sobre los cuales más adelante nos vamos a referir, destaca una inusual politización de un proyecto que una vez finalizado. Será el tercero más importante del país y el más grande en ser financiado y construido por China fuera de sus fronteras.

Lo de renombrar la represa no es un dato caprichoso. En 2012, la Legislatura de Santa Cruz, decidió renombrar a las represas La Barrancosa como Gobernador Jorge Cepernic y Condor Cliff como Presidente Néstor Carlos Kirchner. Luego, en 2017, mediante el decreto de necesidad y urgencia 882/17 de Mauricio Macri, restauró los nombres originales porque no correspondía que una ley provincial decidiera la denominación que llevarán las obras contratadas por el Estado de la Nación. Sin embargo, en 2020 se volvió a bautizar a las represas Condor Cliff y La Barrancosa con los nombres Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic. Ambos responden a homenajes dentro de la línea ideológica del por entonces gobierno nacional: Cepernic, gobernador entre 1973-1974, perteneciente al sector que reivindica el kirchnerismo; Néstor Kirchner, presidente argentino entre 2003 y 2007.

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Ubicación geográficas de las obras en el Sur de Argentina

Ubicación geográficas de las obras en el Sur de Argentina

Ambas fueron construidas por China Gezhouba Group Company Limited, una empresa china de construcción e ingeniería con sede en Wuhan, Hubei. El principal accionista de la compañía (40,8%) es la empresa estatal China Gezhouba Group Corporation (CGGC), que a su vez es una empresa miembro de la Corporación de Ingeniería de Energía de China (Energy China). Con lo cual, por un lado tenemos la politización del lado argentino desde la denominación de las obras, el vínculo con China, sobre el cual profundizaremos, y la presencia de gigantes estatales chinos penetrando en diversos ecosistemas de Latinoamérica, como hemos venido presentado en un extenso informe dado a conocer por el Colectivo sobre Financiamiento e Inversiones Chinas, Derechos Humanos y Ambiente(CICDHA), al cual accedimos de forma exclusiva.

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Desde el punto de vista ambiental, el proyecto afectará la tercera extensión de hielo de mayor tamaño en el mundo y la mayor de todas las de carácter continental no polar de acceso terrestre. La investigación principal, llevada adelante por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARM), ONG con sede en Argentina que promueve el desarrollo sostenible a través de la política, el derecho y la organización institucional de la sociedad. FARM denuncia que el proyecto, que hasta marzo de 2021 estaba completada en un 28%, amenaza comprometer un ecosistema de alto valor de preservación y tendrá un alto impacto en la vida de las comunidades tehuelches-mapuches, originarios de la zona. También dice que provocará un problema del acceso al agua para futuras generaciones, además de ocasionar daños en la fauna autóctona.

Si bien, la relación del nuevo gobierno con China viene siendo inestable, si el objetivo es avanzar con la obra, desde Enarsa pretenden que los bancos chinos involucrados en el proyecto, China Development Bank Corporation, Industrial and Commercial Bank of China Limited (ICBC) y Bank of China Limited, materialicen lo que en la efímera gestión de Silvina Batakis al frente del ministerio de Economía se firmó: Un contrato que aumentó el endeudamiento de 4700 millones de dólares a 5000 millones, 300 millones más, que se utilizarán supuestamente para evitar un nuevo deslizamiento de tierra que afecte a las obras.

Por otra parte, es necesario definir un nuevo cronograma de obras, dado que originalmente se preveía terminar con la misma en 2025. Los trabajos de construcción en la represa Néstor Kirchner registran un estado de avance de un 25%, en tanto que las tareas en la Jorge Cepernic se hallan al 40 por ciento. El plazo es incumplible.

Entonces, más allá del cuestiones ambientales vinculadas o de ejecución de obra, es oportuno que recordemos lo negativo que puede ser endeudarse con China, cuestión sobre la que ya nos referimos el año pasado. Si se tiene en cuenta que Gezhouba tiene reclamos abiertos por Enarsa por unos US$ 400 millones por demoras en la ejecución de las obras, el temor en Argentina es que una nueva deuda con China, en la práctica, opere como un bono de deuda soberana. Investigaciones privadas llegaron a concluir que había cerca de 400.000 millones de dólares de deudas soberanas de 88 países con China escondidos bajo esta modalidad. Y que ese monto apunte a saldar pasivos y no a reactivar la obra. Entonces debemos recordar por qué es un riesgo la deuda con China, calificada como el peor acreedor del mundo y acusada por el ex presidente de EEUU, Donald Trump de ejercer la “diplomacia de la trampa de endeudamiento”, y resaltar que China se rehúsa a condonar deudas y al momento de firmar los convenios que dan lugar a los préstamos o las obras, impone cláusulas que impiden conocer con claridad montos y condiciones específicas de los acuerdos.

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