SUSCRIBITE por $49
miércoles 9 de julio de 2025

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a El Archivo. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
El otro conflicto

Putin aprovecha la guerra Israel-Irán para intensificar sus ataques en Ucrania

La guerra entre Israel e Irán desvía la atención internacional y beneficia a Putin, que redobla sus ataques sobre Ucrania.

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a El Archivo. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
22 de junio de 2025 - 11:54 Por Sarai Avila

Mientras el mundo observa con preocupación la escalada bélica entre Israel e Irán, el presidente ruso Vladímir Putin aprovecha la distracción geopolítica para redoblar su ofensiva en Ucrania. El 18 de junio de 2025, Rusia lanzó uno de los ataques más devastadores de los últimos meses sobre Kiev, con un saldo de al menos 28 muertos y más de 130 heridos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó el hecho como “uno de los ataques más horribles” desde el inicio de la invasión en 2022. La agresión coincidió con el cuarto día de bombardeos israelíes sobre territorio iraní, un conflicto que Moscú ha intentado explotar tanto en el plano diplomático como militar.

Guerra paralela

Rusia no solo intensificó sus ataques sobre la capital ucraniana con 440 drones y 32 misiles, sino que también aprovechó la distracción global para avanzar en el este del país. Durante el mes de mayo, Moscú capturó más de 517 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, el segundo mayor avance desde el primer año de la guerra, según el grupo de investigación finlandés Black Bird Group.

image.png

El patrón de los ataques rusos es claro: primero una lluvia de drones (Shaheds de diseño iraní incluidos), luego misiles de largo alcance que superan las defensas aéreas ucranianas. Solo en la noche del 14 de junio, se lanzaron 58 drones desde cinco puntos en Rusia contra varias regiones ucranianas. La Fuerza Aérea ucraniana logró derribar 23, mientras que 20 fueron interceptados mediante guerra radioelectrónica.

En paralelo, las fuerzas rusas avanzan en la región de Sumy, al noreste de Ucrania, donde recientemente tomaron la aldea de Novomykolaivka. Rusia concentra allí unos 53.000 soldados, con el objetivo declarado de establecer una “zona de amortiguamiento”.

Irán y Rusia: una alianza estratégica

La colaboración entre Moscú y Teherán es cada vez más estrecha. Irán ha provisto drones militares a Rusia —una transferencia que, según medios occidentales, se habría saldado con lingotes de oro por valor de 104 millones de dólares— y ha suscrito un Tratado de Asociación Estratégica Integral con el Kremlin, aprobado por el Parlamento ruso hace dos meses. Si bien el acuerdo no implica una defensa mutua explícita, sí compromete a ambas partes a no ayudar a los adversarios del otro.

Irán, sancionado por Occidente al igual que Rusia, encontró en Putin un socio confiable. A cambio, Moscú habría ofrecido colaboración en el desarrollo nuclear iraní. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, incluso sugirió que Rusia podría actuar como mediador en la crisis entre Israel e Irán. “No vemos ningún deseo de parte de Israel de solicitar buenos oficios”, aclaró, al tiempo que advertía sobre el peligro de una escalada descontrolada.

El temor a un cambio de régimen en Teherán preocupa profundamente al Kremlin. Una caída del gobierno iraní significaría la pérdida de un aliado estratégico en Medio Oriente, una región donde Rusia intenta posicionarse como contrapeso a la hegemonía occidental. El periodista ruso Pjotr Sauer describió este escenario como “un duro golpe para Putin”.

El conflicto entre Israel e Irán ha diluido la presión internacional sobre Moscú. A pesar de los continuos esfuerzos diplomáticos liderados por Estados Unidos, las negociaciones entre Kiev y Moscú están estancadas. Rusia insiste en que Ucrania debe cederle cuatro regiones ocupadas, además de Crimea, condiciones inaceptables para Zelenski.

En este clima, Putin juega sus cartas. En el Foro Económico de San Petersburgo, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, sugirió que Ucrania “tendrá que entender las nuevas realidades posguerra”. Putin, por su parte, se mostró dispuesto a reunirse con Zelenski, pero solo en la "fase final" de las negociaciones, para "ponerle fin" al conflicto.

Mientras tanto, en la cumbre del G7 en Canadá, Zelenski denunció la “vergonzosa pasividad” de la comunidad internacional. “Putin hace esto únicamente porque puede permitirse seguir librando la guerra. Quiere que la guerra continúe”, advirtió el mandatario ucraniano. Sin embargo, su llamado de atención se diluyó rápidamente. Donald Trump, presente en la misma cumbre, expresó apoyo a Putin y criticó la expulsión de Rusia del G8 en 2014, tras la anexión de Crimea.

Petróleo, economía y ventajas tácticas

La escalada en Medio Oriente también ha tenido un impacto positivo para la economía rusa. El precio del crudo Urals volvió a superar los 60 dólares por barril, el tope fijado por el G7. Esta suba revierte la caída en los ingresos por hidrocarburos registrada en mayo, cuando Rusia recaudó apenas USD 6.550 millones.

“Moscú celebra que el conflicto Israel-Irán distraiga a Occidente”, afirma el analista Ruslan Suleymanov desde El Cairo. La inestabilidad en la región no solo beneficia a Putin en el plano diplomático, sino que también le brinda un respiro financiero en un momento en que su economía sufre el peso de las sanciones. Según estimaciones, Rusia podría recibir miles de millones de dólares extra si los precios del petróleo se mantienen elevados.

La economía rusa, sin embargo, está bajo presión. El gasto militar ha disparado el déficit fiscal y el país paga alrededor de 24 millones de dólares diarios solo en bonos de inscripción para nuevos reclutas. A pesar de contar con entre 50.000 y 60.000 voluntarios al mes, Rusia ha perdido más de 217.000 soldados solo en 2025, según cifras del Estado Mayor ucraniano.

image.png

Un tablero global en llamas

Putin también ha movilizado soldados norcoreanos y recibe municiones de Corea del Norte, drones iraníes y, según reportes, apoyo indirecto de China. En este complejo ajedrez internacional, el presidente ruso juega a múltiples bandas, apostando por alianzas que desafían el orden occidental.

La posibilidad de una cumbre entre Putin, Trump y Zelenski ha sido planteada como una salida para evitar lo que algunos ven como una “catástrofe mundial”. Pero por ahora, las conversaciones de paz no avanzan, mientras Kiev sigue siendo bombardeada y los civiles ucranianos se refugian cada noche bajo tierra para escapar de la guerra. Putin, con la atención del mundo dividida, parece decidido a no desaprovechar el momento. Entre drones, misiles, oro iraní y crudo caro, el Kremlin encuentra nuevas formas de sostener su guerra contra Ucrania.

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Te Puede Interesar