18 de febrero de 2025 - 15:59 Por Sarai Avila Mientras el conflicto entre Rusia y Ucrania se acerca a su cuarto año, el mundo observa con atención los movimientos políticos que podrían definir su desenlace. En este escenario, China emerge como un actor clave, tanto por su cercana relación con Rusia como por su interés en fortalecer su posición global. En las últimas semanas, las declaraciones de Donald Trump han intensificado la especulación sobre una posible resolución diplomática, en la que el presidente estadounidense ha sugerido que Xi Jinping podría jugar un papel fundamental.
China, un mediador con intereses propios
Desde el inicio de la guerra, China ha adoptado una postura ambigua, sin condenar abiertamente la invasión rusa, pero insistiendo en la necesidad de una solución diplomática. El ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, reafirmó en la Conferencia de Seguridad de Múnich que “China siempre ha hecho todo lo posible por lograr la paz y se ha esforzado por promover las conversaciones por la paz”. Sin embargo, su rol en el conflicto está lejos de ser imparcial.
Beijing ha sido un socio clave para Moscú, suministrándole tecnología de doble uso y productos que han ayudado a sostener la economía rusa pese a las sanciones occidentales. Según un informe de la inteligencia exterior de Estonia, el 80% de los componentes para armas que llegan a Rusia provienen de China. “China está ayudando a Rusia proporcionando una ruta para los componentes occidentales necesarios para desarrollar la tecnología de aviones no tripulados y otros complejos industriales militares”, afirmó Kaupo Rosin, director general de la inteligencia de Estonia.
Además, en la noche del 15 de febrero de 2025, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, se reunió con su homólogo ucraniano, Andrii Sybiha, en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Durante el encuentro, Wang Yi destacó que China y Ucrania tienen una relación de amistad tradicional y han mantenido una cooperación estable, siendo China el mayor socio comercial de Ucrania en los últimos años. “China considera a Ucrania como un amigo y un socio, y está dispuesta a trabajar para eliminar los factores desfavorables y llevar a cabo una cooperación práctica”, aseguró Wang Yi.
Sybiha, por su parte, reconoció la importancia de China como actor global y expresó su interés en fortalecer los lazos bilaterales. También reafirmó el compromiso de Ucrania de garantizar la seguridad de las instituciones y ciudadanos chinos en su territorio. Ambas partes coincidieron en la necesidad de alcanzar una paz justa, sostenible y aceptada por todas las partes involucradas.
Trump y su visión pragmática de la paz
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha insistido en que la clave para frenar la guerra está en manos de China. “Con suerte, China puede ayudarnos a detener la guerra con, en particular, Rusia-Ucrania… tienen un gran poder sobre esa situación, y trabajaremos con ellos”, declaró en el Foro Económico Mundial de Davos. Sin embargo, su decisión de imponer aranceles del 10% a las importaciones chinas podría dificultar la colaboración con Pekín.
A pesar de estas tensiones, la Casa Blanca ha dado pasos concretos hacia una negociación de paz. Washington organizó una reunión en Riad entre el secretario de Estado, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, con el objetivo de iniciar conversaciones para un posible acuerdo. Sin embargo, la ausencia de Ucrania y la Unión Europea en estas negociaciones ha generado malestar entre los aliados occidentales. “Cualquier acuerdo sin la UE está abocado al fracaso”, afirmó Kaja Kallas, alta representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad.
Zelenski y la resistencia ucraniana
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, ha dejado claro que no aceptará un acuerdo que excluya a su país. “No podemos reconocer ningún acuerdo sobre nosotros sin nosotros”, advirtió desde Emiratos Árabes. Ucrania, que sigue dependiendo del apoyo militar y financiero de Occidente, teme que un pacto entre Washington, Moscú y Pekín pueda terminar sacrificando su soberanía.
Mientras tanto, en el frente de batalla, la situación sigue deteriorándose. Ucrania ha reportado ataques rusos que han dejado sin electricidad a miles de personas, y la moral en el país está afectada por la incertidumbre sobre el apoyo occidental. “La sociedad ucraniana está, lamentablemente, agotada. No tenemos la misma cohesión que antes. Sin la ayuda de Estados Unidos, y si Europa no nos cubre, no lo lograremos”, declaró Oleksandr Labetskyi, líder de la ONG Neskoreni.
Europa y su papel marginal en la negociación
Mientras Trump y Xi fortalecen sus estrategias diplomáticas, la Unión Europea se encuentra en una posición incierta. La exclusión del bloque de las conversaciones clave ha generado críticas de líderes europeos, que temen que un acuerdo liderado por EE.UU. y China pueda comprometer los intereses del continente. Emmanuel Macron, tras una reunión de emergencia con líderes europeos, enfatizó que “la paz en Ucrania debe estar acompañada por garantías de seguridad fuertes y creíbles”.
China, un jugador con cartas propias
Más allá de su papel como posible mediador, China también busca consolidar su influencia global. Pekín ha utilizado el conflicto para fortalecer su alianza con el Sur Global y posicionarse como una potencia estabilizadora frente a la incertidumbre generada por las políticas de Trump. La Iniciativa de Seguridad Global (GSI), promovida por Xi, busca ofrecer un modelo alternativo al liderado por EE.UU. y la OTAN.
El futuro del conflicto en Ucrania sigue siendo incierto. Mientras Trump presiona por un acuerdo rápido, Xi Jinping busca maximizar su influencia sin debilitar su alianza con Putin. Europa, por su parte, lucha por mantenerse relevante en la mesa de negociaciones. En este complejo ajedrez geopolítico, China aparece como una pieza fundamental, con la capacidad de inclinar la balanza en una dirección u otra.