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Créditos millonarios en América Latina

China y un inquietante desafío a Estados Unidos.

Xi Jinping anunció un nuevo paquete financiero para la región, Busca consolidar las alianzas estratégicas de China en energía, tecnología y recursos naturales.

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21 de mayo de 2025 - 21:12

El gigante asiático pisa cada vez más fuerte en América Latina, con nuevos créditos por 10.000 millones de dólares, exención de visados para algunos países del bloque regional y un ambicioso plan de expansión en sectores estratégicos como la energía, la tecnología y las telecomunicaciones. La creciente alianza entre China y Brasil es una señal de alerta para quienes observan con preocupación el debilitamiento de la influencia estadounidense en el continente.

Durante la IV Reunión Ministerial China-CELAC, el presidente Xi Jinping anunció medidas que apuntan a consolidar la presencia china en América Latina. Además de los nuevos préstamos, que aunque inferiores a los 20.000 millones otorgados en 2015, mantienen una línea de financiamiento activa, Xi ofreció la exención de visados para cinco países latinoamericanos (aunque sin especificar cuáles) como parte de su estrategia de “amistad estratégica”.

Sin embargo, detrás de este discurso de cooperación, la apuesta geopolítica es clara: fortalecer la posición de China en el Sur Global y competir con la influencia tradicional de Estados Unidos en el continente. “Debemos mantenernos unidos frente a las crecientes tensiones geopolíticas y el unilateralismo”, dijo Xi, alineando su mensaje con un contexto de disputa comercial con Washington.

Brasil, el gran socio de China en la región

Uno de los datos más llamativos es el creciente alineamiento de Brasil con China. Casi la mitad de los 240.000 millones de dólares en exportaciones latinoamericanas a China provienen de Brasil, lo que confirma al país gobernado por Lula da Silva como un actor clave en esta alianza.

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Xi Jinping, presidente de China, fue invitado a la Celac.

Xi Jinping, presidente de China, fue invitado a la Celac.

Además, el mandatario brasileño confirmó nuevas inversiones chinas por más de 4.500 millones de dólares, que abarcan sectores sensibles como las energías renovables, los semiconductores, la industria farmacéutica y la fabricación de vehículos. Aunque Lula llamó a que la región mantenga su independencia frente a las potencias globales, la profundidad del vínculo económico genera interrogantes sobre hasta qué punto esa autonomía es posible.

Recursos estratégicos y soberanía en riesgo

Uno de los principales atractivos que China busca en América Latina son los recursos naturales clave para su desarrollo industrial, como el litio, el cobre, el petróleo y las tierras raras. A través de iniciativas como la Ruta de la Seda, Pekín busca garantizar el acceso a estos bienes y expandir su red de influencia global.

La expansión también incluye áreas como la inteligencia artificial, el 5G, la ciberseguridad y la lucha contra el narcotráfico, lo que abre el debate sobre el nivel de injerencia tecnológica que China puede llegar a tener en la región, con riesgos latentes para la seguridad y la soberanía digital de los países latinoamericanos.

¿Un nuevo escenario de disputa hegemónica?

El comercio bilateral entre China y América Latina superó los 500.000 millones de dólares en 2024, según datos oficiales, y la inversión acumulada ya alcanza los 250.000 millones de dólares. Estas cifras, aunque celebradas en términos económicos, preocupan a sectores políticos y diplomáticos que ven en este fenómeno el surgimiento de una nueva dependencia externa.

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Si bien Lula fue enfático en señalar que la región no debe convertirse en un campo de batalla entre potencias, la realidad indica que China ha consolidado una posición clave, que ya no se limita a los commodities, sino que se extiende a industrias estratégicas, tecnologías emergentes y relaciones diplomáticas profundas.

El desembarco chino en América Latina, y en especial en Brasil, no es sólo una cuestión comercial. Se trata de una avanzada geopolítica con implicancias a largo plazo en la soberanía, la toma de decisiones y la independencia tecnológica de los países de la región. Frente a un vacío de liderazgo de Estados Unidos y Europa, China avanza con firmeza, y el desafío para América Latina será definir si esa presencia se convierte en una oportunidad de desarrollo o en una nueva forma de dependencia.

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