10 de marzo de 2025 - 15:07 Por Fiamma Tognoli El presidente Donald Trump muestra un renovado interés en mejorar la relación con Rusia, pero este acercamiento responde a una estrategia más amplia. Su objetivo principal es que los países europeos aumenten su gasto en defensa y no den por sentado el apoyo estadounidense en la OTAN. Washington busca reducir la dependencia de sus aliados y que Europa asuma un rol más autónomo en su seguridad. Además, EE.UU. pretende dejar de destinar dinero a la guerra de Ucrania y presionar por una resolución del conflicto.
Otro factor clave es la contención de China. Washington quiere evitar una alianza sólida entre Moscú y Pekín, así como el fortalecimiento de bloques como el BRICS, que podrían desafiar la hegemonía occidental. Sin embargo, a pesar de este acercamiento, EE.UU. es consciente de que Rusia actuará en función de sus propios intereses y podría utilizar cualquier concesión de Washington a su favor. Por lo tanto, la relación sigue siendo frágil y estratégica.
El debilitamiento de los aliados europeos y el interés en Medio Oriente
Los aliados tradicionales de EE.UU. en Europa atraviesan una situación de debilidad debido a la guerra en Ucrania, la crisis económica y la falta de liderazgo unificado. Ante este panorama, Trump parece estar reconsiderando sus alianzas globales, dando prioridad a Medio Oriente. Durante su primer mandato, logró acuerdos clave como los Acuerdos de Abraham, que facilitaron la normalización de relaciones entre Israel y varios países del Golfo.
Su interés en la región se ha reafirmado con reuniones en Arabia Saudita, incluyendo un encuentro que sucedió entre el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, el asesor presidencial para Asuntos Exteriores, Yuri Ushakov, y sus homólogos estadounidenses. Recientemente Arabia Saudita anunció también que su ciudad, Yeda, será sede de una reunión entre representantes de los gobiernos ucranianos y estadounidense para avanzar hacia un acuerdo. El presidente ucraniano, por su parte, se reunió el 7 de marzo con el príncipe heredero de Arabia Saudita.
Además, Trump anunció una próxima reunión dentro de un mes y medio, que marcaría su primer viaje oficial al extranjero, nuevamente a Arabia Saudita, como en su mandato anterior. Estos movimientos reflejan su intención de consolidar influencia en una región estratégica, clave por sus recursos energéticos y su peso geopolítico.
El hecho de que Trump prefiera Arabia Saudita sobre sedes tradicionales europeas como Ginebra, Oslo, París o Londres para las conversaciones de paz sobre Ucrania tiene un significado tanto simbólico como estratégico. Esta decisión refuerza la idea de que Europa ha perdido centralidad en la diplomacia internacional. Además, el uso de Arabia Saudita como intermediario demuestra la creciente importancia de Riad como un actor diplomático clave. Arabia Saudita ha demostrado ser un mediador efectivo en varios conflictos globales, incluyendo el intercambio de prisioneros entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos, y su rol en la cumbre de paz de Yeda en agosto de 2023. A lo largo de los años, Riad ha consolidado su influencia diplomática, participando en acuerdos clave como el de Taif en 1989, que ayudó a poner fin a la guerra civil en Líbano. La creciente relevancia de Arabia Saudita en la diplomacia también se debe a su capacidad para mantener relaciones equilibradas con potencias como EE.UU., Rusia, China y la Unión Europea.
La relación entre EE.UU. y Arabia Saudita ha experimentado altibajos, especialmente cuando Washington redujo su dependencia del petróleo saudí y Riad cuestionó los compromisos de seguridad estadounidenses. Sin embargo, con la llegada de Trump, los lazos se han revitalizado, en parte por sus vínculos personales con el reino. Sin embargo, su postura sobre el conflicto en Gaza y su enfoque agresivo hacia Irán podrían generar tensiones con algunos de sus socios árabes.
Zelenski y el posible acuerdo de paz con Rusia
El presidente de Ucrania, Volod imir Zeleiski, ha indicado que está dispuesto a trabajar en un acuerdo de paz bajo el "fuerte liderazgo" de Trump, a pesar de su tensa reunión en la Casa Blanca. Según declaraciones en X, Zelensky busca una paz duradera y ha planteado condiciones como la liberación de prisioneros. No obstante, cualquier negociación dependerá de la postura de Rusia y del papel que EE.UU. decida asumir.
Trump, por su parte, ha dejado en claro que la ayuda militar a Ucrania está en suspenso hasta que Zelensky acepte negociar. Washington también ha indicado que busca recuperar parte de la inversión financiera realizada en Ucrania, condicionando futuras ayudas a la disposición de Kiev para aceptar términos impuestos por la administración Trump.
Europa reacciona
La estrategia de Trump ha llevado a Europa a aumentar drásticamente su gasto en defensa. La interrupción del intercambio de inteligencia con Ucrania ha obligado a los europeos a asumir un papel más activo en la seguridad del continente. Hasta ahora, EE.UU. proporcionaba información clave sobre movimientos de tropas y ataques rusos, pero con esta suspensión, Ucrania enfrenta dificultades para anticipar ofensivas y responder con eficacia.
En respuesta, la Unión Europea ha anunciado un paquete de hasta 800.000 millones de euros para reforzar la seguridad y defensa, incluyendo 150.000 millones de euros en créditos. Alemania destinará 500.000 millones de euros a la modernización de su ejército, mientras que Polonia y los países bálticos aumentarán su gasto en defensa por encima del 2 % del PIB exigido por la OTAN. Francia ha confirmado que seguirá compartiendo inteligencia con Ucrania, mientras que Reino Unido y Alemania buscan alternativas para suplir la pérdida de información estadounidense.
En la cumbre de la Unión Europea del 6 de marzo en Bruselas, los líderes europeos respaldaron el aumento del gasto en defensa y la reducción de la dependencia de EE.UU. Emmanuel Macron destacó la importancia de construir capacidades autónomas de defensa en Europa y abrió la posibilidad de extender la protección nuclear de Francia a sus socios europeos. Mientras que Lituania y Polonia han recibido la idea con interés, otros países, como la República Checa, insisten en mantener a EE.UU. involucrado en la seguridad del continente.
Paralelamente, la crisis ha acelerado el debate sobre la creación de una red de inteligencia europea independiente. Alemania ha propuesto "Euro Eyes", un sistema de cooperación entre países europeos para garantizar el intercambio rápido y seguro de información. La empresa estadounidense Maxar ha bloqueado el acceso de Ucrania a sus servicios de imágenes satelitales, dificultando la planificación de operaciones militares.
La suspensión de la inteligencia estadounidense ya ha tenido consecuencias en el campo de batalla. Ucrania ha perdido visibilidad sobre las formaciones rusas, aumentando el riesgo de ataques sorpresa. Desde el inicio de la guerra, Rusia ha lanzado un promedio de 24 misiles diarios, con picos de hasta 100 por día, dirigidos contra infraestructuras clave. Sin acceso a información satelital en tiempo real, Ucrania enfrenta serios desafíos en su defensa.
La decisión de Trump de suspender el apoyo militar a Ucrania y adoptar una postura más conciliadora con Rusia ha generado alarma en Europa. Sus recientes declaraciones, en las que ha puesto en duda la defensa de los aliados de la OTAN si no aumentan su gasto en defensa, han profundizado la incertidumbre. Ante este escenario, los países europeos han tomado medidas para fortalecer su autonomía en materia de defensa y reforzar su respaldo a Ucrania, en un claro esfuerzo por reducir su dependencia de Washington.