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SUSCRIBITEEEUU denunció que Putin, a traves de la cadena de noticias RT, busca desestabilizar al gobierno de Milei. Esto pasa cuando sube la tensión entre Rusia y la OTAN
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SUSCRIBITEArgentina entró de la peor manera en el radar de Vladimir Putin: el Departamento de Estado de Estados Unidos denució hace horas que Rusia participa en operaciones destinadas a desestabilizar al gobierno de Argentina. Se tratarían de operaciones encubiertas con el objetivo de desestabilizar al Gobierno de Javier Milei. Estados Unidos hizo referencia a "actos malignos" llevados a cabo por el Kremlin.
Sin duda la política exterior argentina, cuyo principal característica es la de un fuerte alineamiento con las democracias occidentales, molesta a las autocracias en general y a Putin en particular. Al dictador ruso no le debe gustar la firme posición argentina de condena de la invasión a Ucrania y el apoyo constante aEstados Unidos y a la Otan, También hay que recordar que Volodomir Zelenski mantiene una estrecha relación con el presidente te argentino que empezó cuando el ucraniano visitó Argentina para participar de la asunciónde Milei.
En la denuncia del Departamento de Estado dice que Putin usó un medio de comunicación, el canal ruso RT, para atacar al entorno del Jefe de Estado a través de tácticas encubiertas. "Rusia participa en operaciones destinadas a desestabilizar al gobierno de Argentina", aseguran desde Washington. El accionar y el medio de comunición, o alguno de sus filiales, es el mismo que realizó otras operaciones encubiertas en distintas partes del mundo.
El Departamento de Estado dice que ese medio utiliza su financiación estatal para “reclutar y pagar de forma encubierta a personalidades de las redes sociales”. El objetivo sería el de propagar contenido alineado con los intereses de Moscú.
Esta revelación se da en medio de una fuerte y peligrosa escalada de tensión entre Putin y las potencias occidentales por la guerra en Ucrania. Hace horas y través de los medios estatales rusos, se transmitió un mensaje amenazante del presidente ante la posibilidad que Gran Bretañia autorice a Ucrania a utilizar misiles Storm Shadow en territorio ruso. Como esos misiles guiados necesitan de datos de los satélites y otras tecnologías estadounidenses, el primer ministro británico Keir Starmer necesita el apoyo de Biden, con quien se reunió en Washington. Para Putin, si se autoriza su uso, los países de la OTAN, incluido Estados Unidos, entrarían en guerra con Rusia. Relacionado a esto, hace dos días, Rusia expulsó a seis diplomáticos británicos.
Luego de su reunión, ni Biden ni Starmer hicieron anuncios sobre el tema, y hasta el presdiente de Estados Unidos ninguneo al líder ruso. “No pienso demasiado en Putin”.
En los últimos años, las denuncias sobre los intentos de Rusia de desestabilizar gobiernos extranjeros democráticos aumentaron significativamente. Estas acusaciones no son nuevas, pero la sofisticación y el alcance de las supuestas operaciones rusas alcanzarono niveles sin precedentes en la era digital.
El caso más evidente y ampliamente documentado es la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016. Según informes de inteligencia estadounidense, Putin utilizó una combinación de ataques cibernéticos, campañas de desinformación en redes sociales y posibles contactos con la campaña de Donald Trump para influir en el resultado electoral. Este incidente marcó un punto de inflexión en la percepción global de las capacidades de Rusia para interferir en procesos democráticos.
Sin embargo, Estados Unidos no ha sido el único objetivo. En Europa, se han reportado numerosos casos de supuesta interferencia rusa. Por ejemplo, en el referéndum del Brexit en el Reino Unido, se identificaron cuentas falsas en redes sociales vinculadas a Rusia que difundían información engañosa. En Francia, durante las elecciones presidenciales de 2017, se produjo un hackeo masivo de correos electrónicos de la campaña de Emmanuel Macron, atribuido a grupos respaldados por el Kremlin.
Las tácticas empleadas por Rusia son diversas y en constante evolución. Además de las campañas en redes sociales y los ciberataques, se han documentado casos de espionaje en áreas sensibles. En 2018, por ejemplo, Países Bajos expulsó a varios diplomáticos rusos acusados de intentar hackear la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas en La Haya.
¿Qué busca Rusia con estas acciones? Según analistas, el objetivo principal es debilitar a las democracias occidentales y crear desconfianza en sus instituciones. Al sembrar discordia y polarización, Rusia busca fragmentar las alianzas occidentales y crear un entorno internacional más favorable a sus intereses geopolíticos. Además, estas operaciones sirven para proyectar una imagen de Rusia como un actor poderoso en el escenario mundial, capaz de influir en los asuntos internos de otras naciones.
La respuesta de Estados Unidos y de otros países es cada vez más contundente. Se impusieron sanciones económicas contra individuos y entidades rusas vinculadas a estas operaciones. Además, se incrementaron los esfuerzos en estrategias de ciberseguridad y se establecieron unidades especializadas para contrarrestar la desinformación, las conocidas "fahe news". La administración Biden ha adoptado una postura particularmente firme, prometiendo hacer responsable a Rusia por sus acciones y buscando fortalecer las alianzas internacionales para enfrentar esta amenaza.
Sin embargo, la amenaza rusa persiste y se perfecciona. Las técnicas de interferencia evolucionan rápidamente, y la naturaleza global e interconectada de internet hace que sea difícil prevenir completamente estas actividades. Además, la línea entre la influencia legítima y la interferencia ilegal a menudo es borrosa, lo que complica la respuesta internacional.
Sin duda, las operaciones encubiertas y el acoso de Rusia y representan una amenaza significativa para la estabilidad democrática global. Mientras las naciones occidentales intensifican sus esfuerzos para contrarrestar estas actividades, el escenario geopolítico sigue siendo tenso. La batalla por la integridad de los procesos democráticos y la información se convirtió en un nuevo frente en las relaciones internacionales, uno en el que la vigilancia y la cooperación internacional serán cruciales para mantener la estabilidad global.