20 de noviembre de 2024 - 08:45 Por Sarai Avila La reciente elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos no solo ha reconfigurado el panorama político estadounidense, sino que ha introducido un vínculo inusitado entre la política y el sector tecnológico. La designación de Elon Musk para encabezar el recientemente creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha intensificado la convergencia entre los intereses políticos de Trump y los empresariales de Musk.
La relación entre empresarios ha atravesado varias etapas, desde tensiones iniciales hasta una alianza sólida durante las elecciones de 2024. Musk, quien alguna vez criticó abiertamente a Trump, cambió su postura a partir de 2022, impulsado por una serie de divergencias con el Partido Demócrata y los movimientos progresistas. Este cambio de orientación, motivado por factores tanto ideológicos como pragmáticos, fue especialmente visible en su adquisición de Twitter (ahora X), que el empresario transformó en una plataforma alineada con el discurso conservador.
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Donald Trump se poyará en Musk para reformar y achicar al gobierno federal.
El apoyo de Musk a Donald Trump
La campaña de Trump en 2024 se benefició significativamente de la financiación de Musk, quien contribuyó con alrededor de 119 millones de dólares a través de su comité de acción política America PAC, además de otros fondos destinados a iniciativas para captar votos en los estados clave. A medida que las elecciones se acercaban, Musk adoptó un rol más activo en redes, utilizando su plataforma X para respaldar públicamente a Trump y criticar a sus adversarios, convirtiéndose en un portavoz de la causa MAGA (Make America Great Again). Esta implicación representa un cambio en el papel tradicional de los multimillonarios en política, al pasar de la influencia discreta a una intervención directa en la opinión pública y el discurso mediático.
La designación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)
Tras la victoria de Trump, la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) es el reconocimiento a Musk por su apoyo durante la campaña. Este departamento tiene como misión reformar la burocracia federal, reducir el gasto público y eliminar regulaciones consideradas excesivas, que Musk percibe como limitantes para la innovación y el desarrollo de sus empresas, Tesla y SpaceX. Además, la posición de Musk en el DOGE le otorga una influencia sustancial sobre las políticas regulatorias, un hecho que preocupa a varios sectores, dado su evidente conflicto de intereses, particularmente en áreas en las que SpaceX y Tesla dependen de contratos y regulaciones gubernamentales.
El planteamiento de Musk para el DOGE va más allá de la simple reducción de gastos. Musk y Trump proponen un "gobierno empresarial" que opera con principios de eficiencia privada, lo que implica reestructuraciones drásticas en las agencias federales y una considerable reducción de personal. La propuesta de Musk, que aboga por recortes masivos de hasta 2 billones de dólares en el gasto público, sugiere un enfoque radical para minimizar la burocracia y recortar gastos en áreas clave, lo que podría tener profundas implicaciones en servicios públicos esenciales.
La designación de Elon en una posición estratégica en la administración de Trump plantea una serie de conflictos de intereses. Las empresas de Musk han sido receptoras de importantes contratos gubernamentales y se benefician de créditos fiscales. Esto genera una dinámica en la que Musk podría influir en regulaciones que favorezcan sus negocios, sobre todo en los sectores aeroespacial y de vehículos eléctricos. La controversia se ha intensificado tras el alza del valor de las acciones de Tesla, que aumentaron un 15% en la bolsa tras el anuncio de su nombramiento, lo cual sugiere que los inversionistas perciben la relación Trump-Musk como un factor positivo para los intereses comerciales del magnate.
Las elites tecnólogicas al poder
Ademas, Trump encuentra en Musk a un aliado que representa a las nuevas élites tecnológicas, que se presentan como independientes y "anti-sistema". Este fenómeno es un claro reflejo de las tensiones actuales en la política estadounidense, donde el discurso contra la "cultura woke" y la defensa de la "libertad de expresión" en redes se han vuelto banderas centrales del movimiento conservador. Musk, como líder de X, ha permitido que el discurso MAGA florezca, desafiando las restricciones impuestas en otras plataformas y favoreciendo así la construcción de una narrativa que refuerza la polarización política. La alianza plantea la posibilidad de una transformación estructural en la administración estadounidense. Al proponer un enfoque empresarial para la administración pública, Trump y Musk están presionando hacia una visión del gobierno como una entidad que debe operar bajo principios de eficiencia y competitividad, más cercanos al sector privado. Este modelo podría establecer un precedente en el que el sector empresarial tenga una mayor influencia en la gestión de los recursos públicos, lo que podría tener tanto beneficios en términos de reducción de gastos como riesgos significativos en la equidad y accesibilidad de los servicios públicos.