1 de mayo de 2023 - 11:23 Por Uriel Salamon Recientemente una ONG reposó su atención sobre la Argentina para estudiar “los esfuerzos de influencia mediática” por parte de China en el país. Se trata de Freedom House, una organización no gubernamental estadounidense cuya misión declarada es defender la democracia, la libertad política y los derechos humanos en el mundo. Fundada en 1941 y con sede en Washington, D. C., actualmente se destaca por sus investigaciones, como el informe anual de “Libertad en el Mundo” -que evalúa el estado de los derechos políticos y las libertades civiles a nivel global- y la producción de informes sobre países y regiones específicas en temas como la libertad en internet o libertad religiosa. En términos generales, es financiada tanto por donaciones privadas como subvenciones de gobiernos –incluyendo el de Estados Unidos-, fundaciones privadas y corporaciones.
La influencia de China en los medios argentinos
Según esta ONG, la influencia mediática ”china“ en Argentina parece haber aumentado sostenidamente entre 2019 y 2021, algo que se habría manifestado en “acuerdos de cooperación con medios públicos argentinos” y “nuevos acuerdos con, al menos, un grupo de medios privados” y una mayor actividad en redes sociales. Sin embargo, la ONG evaluó que, si bien los argentinos “tenían una imagen positiva de China” y apoyaban “el comercio mayor”, no expresaban “confianza en la habilidad de Xi Jinping de hacer lo correcto en asuntos mundiales” y tenían “percepciones negativas sobre el historial de los derechos humanos”.
En relación a la “coordinación con voces locales”, Freedom House asegura que “la embajada china en Argentina mantiene vínculos estrechos con diversos grupos mediáticos, académicos, líderes políticos y personas influyentes en las redes sociales”. Esto incluyó la publicación de “docenas de artículos firmados”, el dar “entrevistas a medios de comunicación locales” y realizar “sesiones informativas para difundir las narrativas preferidas por Beijing sobre temas específicos” (prácticas de diplomacia pública ). Como resultado, la ONG dice que diversos funcionarios gubernamentales, incluso el embajador argentino en China y el Presidente Fernández “se han hecho eco” sobre estos argumentos.
Con respecto a las “asociaciones con diversos medios”, según Freedom House esta se produce a través de “acuerdos entre la agencia de noticias Xinhua, la edición en español del People's Daily, China Daily, y la Secretaría de Comunicación de Argentina, medios de comunicación con financiación pública, o los principales medios privados”. A su vez, otras instancias de “cooperación mediática” parecen basarse “en simpatías ideológicas entre organizaciones de izquierda y el Partido Comunista Chino”, como ser el contenido de Global de Televisión de China (China Global Television Network, CGTN) “difundido por la agencia de noticias venezolana TeleSUR”).
Por otro lado, las “narrativas preferidas”, dice el estudio de la ONG, enfatizaban los “vínculos estrechos” entre el Partido Comunista Chino y el gobernante Partido Justicialista en Argentina, mientras “fomentaba relaciones bilaterales más fuertes”. Los diplomáticos a menudo elogiaban logros chinos “en el desarrollo ambiental, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza”. También se solidarizaban “contra la interferencia extranjera en asuntos internos y respaldaban los reclamos (…) por las Islas Malvinas”. Y la cobertura china sobre la cooperación anti-epidémica y la respuesta ante el COVID, “a veces se superponía con el discurso anti-estadounidense”.
Cabe decir que los investigadores de Freedom House “encontraron poca evidencia de la actividad de las tropas cibernéticas chinas en Argentina, con cuentas sospechosas amplificando las publicaciones de los medios de comunicación estales chinos”, pero sí que “las líneas editoriales pro-Beijing dominan el contenido en chino” producido y consumido por la diáspora local de aproximadamente 200 mil personas. Y los medios argentinos, “informaron con frecuencia sobre escándalos locales que involucraban al crimen organizado chino, además de asuntos ambientales, conflictos laborales o casos de corrupción relacionados con las inversiones chinas en el país”.
De hecho, el informe de la ONG dice que incluso “los medios de noticias que cooperan con los medios estatales chinos no parecen haber evitado participar de esa cobertura crítica, y los medios locales también cubrieron los esfuerzos de la sociedad civil para frenar la influencia del Partido Comunista Chino”. Sin embargo, existen “vulnerabilidades de los medios y lagunas jurídicas”, como por ejemplo, “la propiedad concentrada de los medios así como también una carencia de regulaciones suficientes que aseguren la transparencia y la responsabilización”, que dañan “el desarrollo de los medios independientes y sustentables”.
En este contexto, asegura Freedom House, la “poca experiencia periodística sobre China” junto con “los esfuerzos constantes del Partido Comunista Chino para incorporar voces académicas y políticas influyentes” pueden causar “vulnerabilidades a la influencia de los medios chinos”. Sin embargo, el impacto real de China en la Argentina parece observarse, hasta el momento, más en la esfera económica que la mediática. Allí, dicen los analistas, el Gigante Asiático es considerado un socio comercial destacado y un posible aliado a la hora de protegerse de los compromisos de deuda externos, especialmente los contraídos con el Fondo Monetario Internacional.
De hecho, en las últimas dos décadas ambos países ampliaron significativamente los acuerdos de intercambio de divisas y varias compañías chinas han anunciado proyectos de inversión en distintos sectores estratégicos de la economía argentina –como energía, minería, infraestructura y telecomunicaciones-. Además, el comercio entre China y Argentina creció repentinamente durante la pandemia, dominado mayormente por las exportaciones argentinas de soja y carne vacuna, y China se convirtió en el mercado de exportación más importante de Argentina. No obstante, esto no eliminó ciertos puntos de tensión en la relación bilateral, como los desafíos del crimen organizado chino y las operaciones de pesca ilegal.
De todos modos, Freedom House concluye que “los medios estatales chinos no han logrado penetrar directamente el mercado de medios argentinos a pesar de sus grandes esfuerzos” y en su lugar, “dependen de asociaciones con medios de comunicación locales para alcanzar mayores audiencias”. Sin embargo, la ONG alerta que puede “que no se necesite mucho éxito para atraer a un público generalmente receptivo que carece de conocimiento sobre China”. Y cita una encuesta realizada en Buenos Aires en noviembre de 2021, en la cual el 82% de los encuestados dijo tener “poco o ningún conocimiento sobre China”, pero el 55% dijo tener “una imagen positiva” del país.
La estrategia encubierta
El régimen chino liderado por Xi Jinping no da puntada sin hilo. El creciente interés de los medios oficiales chinos de vincularse con medios y líderes de opinión argentinos es, seguramente, parte del plan delineado en Pekin para posicionar al régimen y a su líder. China está en un proceso de expansión mundial que necesita, imperiosamente, de una difusión extraordinaria que contribuya a construir una buena reputación del país fronteras afuera. No son pocos los cuestionamientos que el mundo tiene hacia China. Y, en general, esos cuestionamientos son tomados por las poblaciones del mundo, aún a pesar de los supuestos beneficios que la presencia de China en la economía puede traer para sus vidas.
Por mencionar algunos, la constante amenaza de China sobre Taiwán es uno de los temas que el mundo occidental le reprocha a China. También, las sospechas sobre violaciones a los derechos humanos de la población uigur, son cada vez más concretas. Más recientemente, su ambigüedad sobre la invasión de Rusia a Ucrania, tampoco dejó bien parado a Xi. Los gobiernos occidentales, que desconfían del vínculo entre Putin y Xi, lograron trasladar, mayoritariamente, a su población este sentimiento de duda. Por último, lo más contundente para esmerilar la reputación china fue la pandemia del Covid-19. Allí, sin intermediarios, la población mundial apuntó a China como el causante del virus, voluntario o no. Entonces, si la imagen de China en el mundo está golpeada por estas situaciones, entre otras, China debe hacer algo para contrarrestar una mala imagen que ni siquiera las bonanzas económicas logran neutralizar.
Pero, si de bonanzas económicas hablamos, vale decir que en el vínculo entre Argentina y China no todo lo que brilla es oro. Muchas de las medidas tomadas por el gobierno chino respecto de la instalación de infraestructura en Argentina tiene un doble propósito. La base espacial china instalada en Neuquén es, quizá, el caso más emblemático. En la provincia patagónica opera una base que funciona como otra embajada china en el país. Los trabajadores son chinos, las reglas laborales son chinas, y el manejo de la información es chino, en su totalidad. Es decir, Argentina apenas cede su territorio, a cambio de varios millones de yuanes. Otro caso, crecientemente polémico, es el de la nueva base que China busca instalar en Tierra del Fuego. La isla es un lugar estratégico de paso entre los océanos, eventualmente vital durante un conflicto de alcance mundial, que pueda generar el cierre del canal de Panamá, país mucho más cercano a Estados Unidos. Un tercer caso, aunque no concretizado, tiene que ver con el inmenso interés chino en controlar la hidrovía del Paraná, cuyo puerto principal es el de Rosario. El cauce del río Paraná es el vehículo de salida de buena parte del comercio fluvial de América latina.
Todas estas acciones del gobierno chino necesitan, imperiosamente, de un apoyo mediático fuerte, que ayude a construir la idea de una China benefactora del mundo, sin intereses ocultos. Para que China pueda convertirse en el nuevo líder mundial, al nivel de Estados Unidos, debe haber una percepción positiva del gobierno chino en el mundo. Hoy, esa percepción no existe. Muy por el contrario. No es de extrañar, entonces, que el gobierno chino esté buscando cada vez con mayor énfasis, influir de manera concreta en los medios argentinos. Al fin y al cabo son el vehículo para contribuir a generar una idea de una China buena, respetuosa del orden internacional. Sin esta percepción positiva, China jamás será país líder del mundo.