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Entrevista exclusiva

"La corrupción siempre es un tema prioritario"

Los "capitales corrosivos" provenientes de China, Rusia e Irán ponen en alerta a la región y justifican la preocupación de la ciudadanía por la corrupción

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9 de marzo de 2023 - 15:48 Por Damian Szvalb

La corrupción en el mundo es uno de los temas más estables en la agenda de la ciudadanía. A veces al tope, otras veces más abajo, siempre es un tema de interés y preocupación. América Latina, en particular, habitualmente nos ofrece noticias que ratifican esta situación.

¿Cómo está hoy nuestra región en materia de corrupción? ¿La pandemia mejoró o empeoró la situación? ¿Qué rol juegan gobiernos autocráticos, como Rusia, China e Irán, en este juego? Para echar luz sobre estas cuestiones, conversamos con Luciana Torchiaro, licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires y Magíster en Estudios Internacionales por la Universidad Torcuato Di Tella, quien hoy se desempeña como Consejera Regional para América Latina y el Caribe de Transparency International (TI). Con sede en Berlín, sigue permanentemente temas de género y corrupción en nuestra región.

Los cuestionamientos a la democracia han generado la aparición de líderes que, jugando dentro del sistema, atacan a la democracia por permitir dinámicas corruptas. ¿Cómo llegamos a esto?

Creo que la crisis de la democracia, si bien ahora estamos en un pico internacional, viene gestándose desde hace años. La gente ve que no puede progresas, que pierde derechos. Este malestar social dio el puntapié para el ascenso al poder de gobiernos populistas, son líderes que utilizan la lucha contra la corrupción para llegar al poder, porque saben que la gente está cansada de la corrupción.

Por ejemplo, en Brasil, Bolsonaro llegó al poder diciendo que él iba a hacerse cargo de la agenda de la corrupción. Bukele en El Salvador, o AMLO en México con casos parecidos, siempre salvando las distancias entre sí, por supuesto. No son casos iguales. Pero cuando llegan al poder, para cumplir con esa promesa, toman medidas que no son muy democráticas, concentran el poder, y vulneran derechos fundamentales como el de prensa y el de expresión. Todos muestran esta tendencia de tomar ese discurso anti corrupción, pero después sólo vemos pérdida de derechos y más corrupción.

¿Ustedes desde TI ven esto como un fenómeno global?

El ascenso del populismo es un fenómeno global, que se gesta donde hay más corrupción y descontento social. Eso es claro. Trump es como el caso emblemático, porque él abre la puerta a una serie de fenómenos similares que lo sucedieron, en particular en nuestra región. Trump fue una fuente de inspiración para muchos líderes de nuestra región.

¿Cuánto creés que influyó la pandemia en que se exacerbara este malestar contra los gobiernos?

La pandemia marcó un hito. Fue utilizada por ciertos gobiernos para concentrar aún más poder en las figuras ejecutivas. Sirvió como excusa para sortear procesos de compras y contrataciones. Y eso, inevitablemente, redundó en abusos, falta de transparencia y falta de rendición de cuentas. La emergencia justificó todo. Y en muchos casos esto se perpetuó: pasó la pandemia, pero estos abusos continuaron, aún ya fuera de la emergencia. La pandemia fue una forma de restringir los derechos de la ciudadanía, por ejemplo, el de acceso a la información, concretamente con los contratos de las vacunas.

¿La sociedad sigue teniendo a la corrupción como un tema muy relevante de la agenda? ¿O se fue diluyendo tras otros, como por ejemplo la pobreza o los problemas económicos?

Cuando uno mira encuestas, la corrupción siempre está entre el primer y el cuarto lugar de las prioridades de los ciudadanos. En el último tiempo, hubo momentos de mayor auge. Por ejemplo, en América Latina el caso Odebrecht puso al tope de la agenda de la ciudadanía el tema corrupción. Ahora puede ser que haya declinado un poco, pero en la ciudadanía siempre es un tema prioritario.

¿Cómo ves el compromiso de la dirigencia en general en la lucha contra la corrupción?

Sin generalizar, vemos poco compromiso. Los gobiernos que hoy tenemos en la región han hecho poco y nada para luchar contra la corrupción. Cuando uno ve los avances tras la Cumbre de Lima, que fue un compromiso de los líderes de la región en buena parte a partir del caso Odebrecht, realmente son escasos. La lucha contra la corrupción requiere voluntad política y direccionar recursos, y eso no se observa. Justamente observamos lo contrario.

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Percepción de corrupción, por país.

Percepción de corrupción, por país.

Esto sucede independientemente de la ideología, ¿verdad?

Es un error pensar a la lucha contra la corrupción en términos de derecha e izquierda. No tiene que ver con la ideología, sino con un estado que responde a las necesidades de la ciudadanía. Si revisás el mapa de corrupción, vas a encontrar casos en gobiernos tanto de derecha como de izquierda.

Ustedes trabajan año a año en el índice de corrupción. ¿Pudieron sacar alguna conclusión respecto de la situación en 2022, comparada con 2021?

En general, lo que vemos es que las tendencias son negativas, de estancamiento. Hay algunos casos concretos en la región donde vemos algunas luces que generan expectativas. Las democracias más fuertes que tenemos en este tema son Costa Rica, Uruguay, Chile, y República Dominicana. Pero todavía no tenemos conclusiones finales, porque aún estamos trabajando con los datos relevados.

¿Cómo ves el avance de China y Rusia en la región, bajo la perspectiva de la lucha contra la corrupción?

En la región tenemos índices de percepción de corrupción altos, y poca transparencia. Uno de los campos más fértiles para la corrupción es el de compras y contrataciones. Tenemos una debilidad estructural como región. En los últimos años hemos visto el ascenso de China, Rusia e Irán, y su penetración en las economías latinoamericanas se transforma en terreno fértil para lo que llamamos “capitales corrosivos”, que son capitales donde no hay transparencia en el manejo de los recursos, ni rendición de cuentas, ni cláusulas ambientales. Entonces, el ingreso de estos capitales a la región presenta una amenaza en términos de corrupción. Estos países permiten agilizar procesos, justamente por la falta de transparencia y porque se manejan de forma muy discrecional. Esto no quiere decir que los capitales provenientes de otros países no presenten dificultades, pero sí tenemos claro que las inversiones de gobiernos autocráticos son un riesgo adicional para la lucha contra la corrupción en nuestra región.

¿Este tipo de inversiones también supone un riesgo para el medio ambiente?

Definitivamente, y nosotros desde TI lo trabajamos de manera permanente. La corrupción tiene muchísimos afectos negativos, y entre ellos está la contribución al daño medioambiental.

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Riesgo ambiental (vertical) vs percepción de corrupción (horizontal). Menor puntaje de riesgo ambiental implica mayor vulnerabilidad.

Riesgo ambiental (vertical) vs percepción de corrupción (horizontal). Menor puntaje de riesgo ambiental implica mayor vulnerabilidad.

Uno a veces no lo piensa de manera sistémica, pero la corrupción impacta prácticamente en todas las esferas de la vida de la ciudadanía. ¿Estás de acuerdo?

Un caso de corrupción también tiene impacto enorme en los derechos humanos. Cuando los estados desvían fondos que están destinados a, por ejemplo, infraestructura, eso representa una vulneración total a derechos como educación, salud, por lo que deja de construirse o hacerse por este desvío. El impacto de la corrupción es muy amplio.

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