11 de septiembre de 2024 - 22:23 Por Sarai Avila En una noche llena de tensiones, Kamala Harris y Donald Trump se enfrentaron cara a cara, la noche del martes 10 de septiembre, en lo que será recordado como uno de los debates más feroces de la historia reciente de Estados Unidos. Desde el primer minuto, ambos candidatos demostraron estar dispuestos a no dar tregua.
El enfrentamiento fue una batalla tanto de palabras como de gestos. Harris, calmada y siempre con una sonrisa que escondía sus dardos más afilados, marcó el tono del debate desde el inicio, mientras que Trump, visiblemente molesto en más de una ocasión, soltó una serie de afirmaciones explosivas que dejaron a muchos en shock.
Uno de los momentos más tensos ocurrió cuando Trump lanzó una de sus acusaciones más impactantes, afirmando que los migrantes en Springfield, Ohio, estaban “comiéndose a los perros y gatos de la gente”. Harris, incrédula, levantó las cejas y miró al público, una clara expresión de desaprobación que muchos comentaristas captaron. “Esto es una vergüenza”, dijo Trump, insistiendo en que “esto es lo que pasa en nuestro país”. Ante la evidente falsedad, Harris se limitó a decir: “Hablando de extremos”, en lo que se convertiría en un patrón a lo largo de la noche: mientras Trump lanzaba teorías conspirativas, Harris mantenía una postura de superioridad, usando el silencio y la incredulidad como armas letales.
El aborto en el centro del debate entre Kamala Harris y Donald Trump
Otro de los grandes momentos de la noche fue cuando ambos candidatos debatieron sobre el aborto. Harris fue clara en su postura, afirmando que “si gana Trump, firmará una prohibición nacional del aborto” y criticando duramente la decisión de la Corte Suprema que anuló Roe vs. Wade en 2022. Trump, por su parte, negó querer imponer tal prohibición, pero dejó escapar afirmaciones incendiarias sobre los demócratas: “Ellos están a favor de ejecutar a los bebés después de que nacen”. La moderadora, Linsey Davis, tuvo que intervenir para desmentirlo, dejando claro que esa práctica no es legal en ningún estado de EE.UU. Trump, descolocado, insistió: “Es lo que pasa, y Harris lo sabe”. Sin embargo, la respuesta de la vicepresidenta fue contundente, acusando a Trump de manipular un tema tan sensible y de ser una amenaza para los derechos de las mujeres.
Ataques personales y desplantes
El ambiente no solo estuvo cargado de ataques sobre políticas, sino también de acusaciones personales. Trump intentó desviar el debate hacia la cantidad de asistentes a sus mítines, a lo que Harris respondió con una risa sarcástica, diciendo que “la gente se va temprano de sus actos por aburrimiento”. Trump, enojado, contraatacó diciendo: “Yo estoy hablando ahora. ¿Te suena familiar?”, en referencia a un debate vicepresidencial de 2020 en el que Harris interrumpió a Mike Pence con una frase similar.
La tensión era palpable, con ambos candidatos interrumpiendo y lanzando miradas de reproche. Harris, experta en aprovechar los silencios, mostró una calma que contrastaba con los gestos cada vez más agitados de Trump, quien no pudo evitar burlas y ataques directos que solo alimentaron la percepción de que estaba perdiendo el control.
La economía, un terreno peligroso para ambos
La economía fue otro de los grandes ejes del debate. Harris insistió en que tenía un plan claro para mejorar la vida de los estadounidenses, destacando sus propuestas para recortar impuestos a las familias y las pequeñas empresas. Trump, por su parte, atacó la gestión económica de la administración Biden, afirmando que la inflación era “la peor en la historia de EE.UU. En un intento de descalificar a su oponente, Trump señaló que Harris “no tiene ningún plan”, acusándola de ser una “marxista” y afirmando que ella planeaba “desfinanciar a la policía y confiscar las armas”. Harris, sin perder la compostura, negó las acusaciones y reafirmó su apoyo a las leyes de control de armas, asegurando que no buscaba desarmar a los ciudadanos.
Un final inesperado
Tras 90 minutos de intensos cruces, Harris cerró el debate con una arenga a sus seguidores: “Hoy fue un buen día, pero mañana hay que seguir trabajando”. Trump, en cambio, sorprendió a todos cuando, en un gesto sin precedentes, se dirigió a la sala de prensa inmediatamente después del debate, intentando dar su propia versión de lo que había ocurrido. “Fue una gran noche”, dijo a los periodistas, aunque la tensión en su voz era palpable.
El debate dejó en claro que las elecciones de noviembre serán reñidas, con dos visiones de país diametralmente opuestas enfrentándose en cada tema. Harris, aclamada por su calma y precisión, logró desestabilizar a Trump en más de una ocasión, pero el exmandatario aún cuenta con una base sólida y una alta aprobación de las encuestas, cosa que podría inclinar la balanza a su favor.