17 de abril de 2023 - 09:18 Por Sarai Avila La primera semana de enero de 2023, Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, realizó una propuesta de reforma judicial que propone quitarle peso a la Corte Suprema, poder a la justicia y utilizar esto en favor del Poder Ejecutivo y del Parlamento, el cual podrá aprobar las leyes que la Corte rechace, invalidando su poder de veto. Otra característica de la reforma es cambiar el criterio de selección de los jueces, otorgándoles más lugar en el gobierno.
Los grupos que apoyan este proyecto son el partido político Likud (oficialismo), fuerzas de ultraderecha y el sionismo religioso. El discurso que defiende la presentación de este proyecto se basa en limitar el poder y los excesos de los jueces cuyas decisiones afectan al gobierno, y que representan a una minoría, que no es la que se encuentra en el Parlamento. Tildan a la Corte de elitista y no representativa. Quienes rechazan esta propuesta plantean que eliminar la división de poderes atenta contra la democracia y el Estado de derecho: la Corte establece los límites al poder, evitando de esta manera el abuso.
Yoav Galant es miembro del Likud y también el Ministro de Defensa. La Oficina del Primer Ministro anunció la última semana de marzo que Galant sería transferido cargo, pero seguiría siendo miembro de la Knesset (órgano unicameral del poder Legislativo). Esto derivó en que miles de personas se manifestaran a lo largo de todo el país, e incluso diferentes sectores hicieron notar su insatisfacción: los jardines y el aeropuerto internacional cerraron, los hospitales atendieron solamente emergencias, muchos diplomáticos abandonaron sus puestos de trabajo en las misiones extranjeras y el jefe del sindicato de trabajadores de Israel anunció, el 27 de marzo, una huelga general hasta que se suspende la legislación. El cónsul general de Israel en Nueva York, Asaf Zamir, renunció luego del despido de Galant. Se puede leer en su Twitter la carta de renuncia de renuncia que presente.
Diferentes líderes internacionales como el canciller alemán Olaf Scholz, y el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, han mostrado su preocupación por la legislación. De hecho, el presidente norteamericano se comunicó telefónicamente con el líder israelí y dejó en claro su preocupación por el plan de reforma judicial debido a las consecuencias sociales y políticas que estaba teniendo, y como afectaría esto a la democracia.
En medio de las múltiples tensiones que Israel enfrenta, Netanyahu se encuentra en pleno juicio: está acusado de corrupción y fraude, porque la reforma lo beneficiaría. El líder del partido Likud ejerce actualmente su sexto mandato. El día 23 de marzo el Parlamento aprobó una ley que protege al mandatario de ser recusado o declarado no apto para ejercer como primer ministro, mientras tiene un juicio abierto. La legislación se tramitó de forma acelerada, para proteger al Jefe de Gobierno.
Luego de meses de tensiones, el Rey “Bibi”, como lo llaman sus partidarios seguidores a Netanyahu, anunció el lunes 10 de marzo que pondrá en pausa y retrasara la sanción de la legislación, luego de la oleada masiva de protestas y de una huelga general que afectó a gran parte del país. También decidió revocar la decisión que había tomado con respecto a Galant y el Ministro lo celebró en sus redes. En los últimos meses, Israel se ha enfrentado a una inestabilidad política, social y económica, que se agravó luego del anuncio del proyecto que merma el poder de la Corte, y pone en juego la estabilidad democrática.