25 de septiembre de 2024 - 11:16 Por Sarai Avila La ya frágil estabilidad en la frontera entre Líbano e Israel se ha visto gravemente afectada esta semana, con ataques aéreos y lanzamientos de misiles entre el ejército israelí y el grupo armado Hezbollah. En medio de la creciente violencia, la comunidad internacional ha manifestado preocupación, mientras que los actores involucrados continúan intensificando el conflicto.
Antecedentes históricos del conflicto
El enfrentamiento entre Israel y Hezbola se remonta a la década de 1980, cuando este grupo chiita libanés emergió durante la guerra civil libanesa con el apoyo de Irán. Hezbollah, catalogado como organización terrorista por Israel y varios países occidentales, ha sido un actor clave en la política libanesa y en la resistencia armada contra Israel desde entonces.
Uno de los momentos más críticos de este conflicto fue la guerra de 2006, que dejó más de 1.200 muertos del lado libanés y 160 del lado israelí. Aunque se alcanzó un cese al fuego bajo la Resolución 1701 de la ONU, las tensiones nunca desaparecieron completamente. En los últimos años, la relación ha sido de enfrentamientos esporádicos, pero el apoyo de Hezbollah a grupos como Hamas ha mantenido vivo el conflicto.
Israel golpeó fuerte
La violencia entre Israel y Hezbollah comenzó a intensificarse de manera alarmante la semana pasada, después de una serie de explosiones en dispositivos de comunicación de Hezbollah atribuidas a Israel, que dejaron 39 muertos y miles de heridos. Este evento desencadenó una serie de ataques aéreos israelíes, y a su vez, Hezbollah comenzó a lanzar misiles contra el norte de Israel, incluyendo la ciudad de Safed.
El lunes, Israel anunció que había golpeado aproximadamente 800 objetivos de Hezbollah en Líbano, centrándose en posiciones estratégicas en el sur del país y el valle de la Becá. Estos bombardeos fueron descritos por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, como una respuesta para "invertir la relación de fuerzas" en la región. Sin embargo, las consecuencias humanitarias fueron devastadoras, con un saldo de al menos 550 muertos, incluidos 50 niños, y más de 1.200 heridos, según el Ministerio de Sanidad libanés.
Por su parte, Hezbollah respondió lanzando decenas de cohetes hacia Israel, incluido un misil balístico que llegó a las cercanías de Tel Aviv, siendo interceptado por el sistema de defensa antimisiles “Honda de David”. Este fue el primer ataque de Hezbollah en acercarse tanto al corazón de Israel desde el inicio del conflicto.
Repercusiones
La escalada en la región ha generado respuestas inmediatas de la comunidad internacional. El presidente estadounidense Joe Biden instó a ambas partes a desescalar el conflicto, subrayando que una guerra a gran escala "no conviene a nadie". A su vez, el Departamento de Estado emitió un aviso urgente para que los ciudadanos estadounidenses abandonen Líbano, mientras que China también recomendó a sus ciudadanos que evacuasen Israel.
España condenó los ataques de Hezbollah y se unió a los llamados internacionales para un alto el fuego en la región. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, por su parte, insistió en que su gobierno continuará las operaciones militares "hasta que Hezbollah sea disuadido" y los residentes del norte de Israel puedan regresar a sus hogares, tras casi un año de desplazamiento debido a los combates esporádicos.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, se ha mostrado desafiante ante los ataques israelíes, advirtiendo que su organización "está preparada" para una guerra a gran escala. En su discurso televisado, Nasrallah sostuvo que Hezbollah no cederá en su lucha contra Israel, justificando el ataque a Tel Aviv como una respuesta a las agresiones israelíes. Nasrallah también afirmó que Hezbollah no actuará de manera impulsiva, y que sus ataques están "calculados" para no desatar una guerra total, aunque advirtió que cualquier incursión terrestre israelí en el sur del Líbano sería respondida con una ofensiva "sin precedentes".
Irán, principal aliado de Hezbollah, ha mantenido una postura ambigua respecto a su intervención directa en el conflicto. Si bien ha condenado las acciones israelíes y respaldado a Hezbollah, los funcionarios iraníes han expresado que "no es el momento adecuado" para que Irán se involucre activamente en el conflicto, según informes de inteligencia israelíes y estadounidenses. Se especula que Irán está evitando un enfrentamiento directo debido a la presencia de su presidente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. No obstante, grupos milicianos respaldados por Irán en Irak han lanzado drones y misiles contra Israel en solidaridad con Hezbollah, lo que ha generado preocupación por una posible expansión del conflicto a nivel regional.
El aumento de la violencia ha generado declaraciones de alarma por parte de altos funcionarios de la ONU. El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su "grave preocupación" por la escalada del conflicto y condenó el impacto que esta guerra está teniendo en los civiles, tanto en Líbano como en Israel. Guterres afirmó que "el mundo no puede permitirse que Líbano se convierta en otra Gaza", refiriéndose al riesgo de que el conflicto se extienda a otras partes del Medio Oriente.
Por su parte, Jeanine Hennis-Plasschaert, coordinadora especial de la ONU para Líbano, advirtió que "la región está al borde de una catástrofe inminente". Hennis-Plasschaert insistió en que "no hay ninguna solución militar" que garantice la seguridad de ambas naciones y que "solo una vía diplomática" podrá evitar que el conflicto se agrave.
El Consejo de Seguridad de la ONU también celebró una reunión de emergencia el viernes pasado para discutir la situación en la frontera entre Israel y Líbano. Durante la reunión, varios miembros expresaron su preocupación por las consecuencias humanitarias de los ataques y pidieron un alto el fuego inmediato. El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, advirtió al gobierno libanés que será "responsable del sufrimiento de su pueblo" si no controla las acciones de Hezbollah, mientras que representantes de Líbano e Irán acusaron a Israel de violar el derecho internacional con sus bombardeos indiscriminados.
La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FINUL) también emitió un comunicado señalando que la situación en la Línea Azul, la frontera entre Líbano e Israel, es "sumamente frágil" y que cualquier escalada adicional "podría tener consecuencias devastadoras para la región en su conjunto". Asimismo, FINUL ha detenido sus patrullas en el sur del Líbano debido a la intensidad de los combates, permaneciendo en sus bases por motivos de seguridad.
A medida que los ataques y contraataques continúan, la posibilidad de una guerra total en la región parece cada vez más cercana. El ejército israelí ha comenzado a movilizar brigadas adicionales en el norte del país, mientras que los bombardeos aéreos sobre el Líbano se han intensificado. Se estima que más de 600 personas han muerto solo en los últimos días. A medida que la violencia sigue su curso, la comunidad internacional sigue intentando mediar en un conflicto que amenaza con desestabilizar toda la región de Medio Oriente. La diplomacia parece ser la única opción viable para evitar una guerra total, pero con las tensiones al máximo, es incierto si se logrará detener la espiral de violencia.