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El otro lado de la Ruta de la seda china

China exporta trabajo forzoso y corrupción

Mientras reparte inversiones por todo el mundo, China exporta un sistema de derechos laborales que viola derechos básicos

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15 de febrero de 2023 - 16:22

En noviembre de 2022, la ONG China Labour Watch publicó un informe sobre las condiciones de trabajo que rigen en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés). La BRI es el plan de desarrollo y cooperación internacional que busca redefinir la globalización e imprimirle características chinas. Desde su lanzamiento en 2013, miles de proyectos han sido implementados en todo el mundo, abarcando áreas como transporte, energía, minería, y tecnologías de la información. Se estima que el valor total de los proyectos impulsados bajo el paraguas de esta iniciativa alcanzó los US$838 mil millones de dólares.

Además de haber fomentado el desarrollo en terceros países -especialmente en materia de infraestructura-, la BRI ha dado un impulso al desarrollo de China a nivel doméstico y contribuido a consolidar al gigante asiático como el epicentro de las principales cadenas de valor globales, incluida la de tierras raras (“rare earth elements”). Sin embargo, hay quienes han señalado las grandes debilidades de la BRI: casos de corrupción, violaciones a los derechos humanos, y peligros ambientales, entre otras falencias.

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Países que integran la BRI de China

Países que integran la BRI de China

Trabajadores chinos en el extranjero

De acuerdo con los datos del Ministerio de Comercio de China, en 2021 el número de trabajadores chinos empleados en el exterior ascendía a 592.000. Aunque esta cifra está por debajo de los niveles de los niveles pre-pandemia, las estadísticas oficiales solamente contemplan a aquellas personas que cuentan con una visa válida para trabajar en el extranjero. Como parte de su investigación, el equipo de China Labour Watch entrevistó a 333 trabajadores nacionales de China en Indonesia, de los cuales solamente el 27,6% contaba con una visa válida para acceder al mercado laboral allí. Este es un caso entre muchos otros, por lo que la organización con sede en Nueva York estima que actualmente debe haber millones de chinos empleados en proyectos asociados a la BRI en todo el mundo.

Al ser contratados a través de cadenas de subcontratación difíciles de rastrear, al estar aislados en sus sociedades anfitrionas -con o sin estatus legal- y sin estar familiarizadas con los recursos legales locales, los trabajadores chinos experimentan condiciones de trabajo peligrosas y que pueden catalogarse de explotación. De hecho, el informe constata que muchas personas soportan circunstancias que no solo están contempladas por la definición de trabajo forzoso de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sino que en ocasiones también rozan la trata de personas y la esclavitud moderna.

En particular, China Labour Watch documentó una serie de problemáticas que abarcan: la difusión de anuncios de trabajo engañosos, la exigencia de depósitos previos al trabajo y sistemas de evaluación severos, todo lo cual coloca a los trabajadores en una posición de desventaja; múltiples modalidades de restricción de la libertad personal, como el uso arbitrario de multas, la retención de documentos de identidad, y la acumulación de salarios atrasados; amenazas y uso de violencia física para evitar que los trabajadores se escapen, se resistan a la gerencia o se comuniquen con los medios de comunicación o las autoridades locales; la firma forzosa de contratos sin que los trabajadores comprendan sus términos de manera expresa o, incluso, la ausencia de contratos; falta de familiaridad de los trabajadores con sus sociedades anfitrionas y desconocimiento de los recursos legales que podrían estar disponibles para ellos; la imposición de estrictas políticas de COVID-19 que limitan la capacidad de los trabajadores para buscar opciones laborales en China; y, por último, la complicidad de varias partes, incluida la policía local, guardias militares chinos retirados contratados de forma privada y, en algunos casos, también de las embajadas y consulados chinos para vigilar y controlar a los trabajadores.

Estas problemáticas están exacerbadas por otros cinco factores: la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas para las empresas tanto en China como en el exterior; el alcance reducido o la ejecución laxa de la legislación laboral de China sobre disputas internacionales de derechos laborales que involucran mano de obra migrante china en el extranjero; la escasa participación de las organizaciones internacionales en el monitoreo de la BRI en busca de abusos; los costos y beneficios políticos y económicos para China y sus socios de la BRI que superan cualquier consideración de los derechos de los trabajadores en la visión de las autoridades gubernamentales; y la falta de interés en investigar estos temas por parte de la sociedad civil global.

OIT Trabajo Forzoso

Recomendaciones para China y los miembros de la iniciativa

El informe abarca, también, una serie de recomendaciones sobre medidas a implementar y cursos de acción tanto para China como para los países que integran la BRI. Asimismo, se incluyen indicaciones para otros actores de la escena internacional, como Estados Unidos, la Unión Europea, organizaciones internacionales y la sociedad civil internacional.

Para el caso de Beijing, la organización insta a la Federación Nacional de Sindicatos de China (ACFTU, por sus siglas en inglés) a proteger los derechos de los trabajadores chinos en el extranjero ofreciendo asesoramiento y asistencia legal gratuitos a quienes busquen reparación por parte de los empleadores extranjeros de los trabajadores y/o de la agencia de empleo nacional que organizó su asignación en el extranjero. Por otra parte, China debe firmar y ratificar la Convención sobre Migración para el Empleo C97 de la OIT, la Convención sobre Trabajadores Migrantes C143 de la OIT y la Convención Internacional de las Naciones Unidas sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migrantes y de sus Familiares. Las autoridades deben imponer regulaciones más estrictas y amplias sobre los proyectos desarrollados en el extranjero e imponer sanciones más severas a las agencias no autorizadas que organizan el envío de mano de obra transfronteriza.

Por su parte, los países que integran la Iniciativa de la Franja y la Ruta tienen la responsabilidad de abordar la situación. Deben firmar y ratificar las convenciones de OIT y Naciones Unidas mencionadas anteriormente y, paralelamente, crear canales accesibles a través de los cuales los trabajadores chinos puedan presentar quejas y asegurar la provisión de asistencia por parte de la sociedad civil. Algunas medidas adicionales incluyen: imponer requisitos más estrictos para los empleadores que busquen contratar trabajadores extranjeros y realizar inspecciones periódicas sobre las condiciones de trabajo y de vida en los lugares de trabajo de la BRI. Un actitud pasiva ente esta situación solo es complicidad con las violaciones a los derechos humanos y laborales que ejecuta el gobierno chino.

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