2 de abril de 2023 - 16:11 Por Damian Szvalb La pobreza en el mundo, lejos de bajar o estancarse, en muchos lugares va en aumento. La enorme crisis humanitaria, de salud pública, social y económica generada por la pandemia del coronavirus desde finales de 2019 ha hecho estragos. Los indicadores generalmente utilizados para medirla, como el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita, o el Índice de Desarrollo Humano (IDH), dan cuenta de esta situación.
Para Naciones Unidas, la cifra de pobres a nivel mundial supera los 800 millones de personas. Sin embargo, para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que utiliza criterios más amplios, en todo el mundo hay más de 1.300 millones de personas que sufren la pobreza en diferentes formas más allá del dinero: no tienen acceso a una educación, sufren malnutrición, no disponen de agua potable o viven en una vivienda insalubre, por ejemplo. De este total, el 83% habita en África subsahariana y sur de Asia. También en América latina los porcentajes son altos. Pero poco se habla de Europa, en general asociada a economías pujantes.
En general, la pobreza se asocia a algunas regiones particulares del mundo, y a algunos países. África, siempre es señalado como el continente más pobre del planeta. Más allá de la arbitrariedad de los indicadores que se consideren, y de los parámetros utilizados en esos indicadores, los datos lo validan. Del total de la población pobre del mundo, África alberga al 33% . Pero si consideramos solo el continente, el porcentaje aumenta considerablemente por encima del 40%. Incluso, tomando como referencia un ingreso de 150 euros al mes, regiones casi enteras viven en la pobreza: África Central y la zona del Sahel presentan a más de un 80% de la población por debajo del umbral de la pobreza. Si analizamos países, Somalia o Sudán del Sur bordean el 100% . Considerando un ránking de los 20 países más pobres del mundo, África aporta 17 a la lista, incluido el más pobre: Burundi.
En el caso de Asia, la situación es compleja también, aunque mejor que en África. Además, hay mucha más disparidad entre los países. El Sudeste asiático, pujante, presenta valores mucho más auspiciosos que Asia meridional. En general, las estadísticas indican que unos 500 millones de personas, un 30% de la población del continente, vive en la pobreza. Asia tiene a los tres países que completan el top 20 mencionado anteriormente: Afganistán, Yemen y Tayikistán.
El caso de América latina también es señalado con frecuencia. Unos 250 millones de personas viven debajo del umbral de pobreza en la región, lo que representa cerca de un 35% de su población. Los mejores números de los países más ricos de la región compensan en menor medida que en Asia los números de los países más pobres. El top 10 de la región lo lideran Haití, Venezuela y Nicaragua, y está mayoritariamente compuesto por países de la región central.
Párrafo aparte para Oceanía, y el norte de América (a excepción de México). Allí, el índice no supera el 13% de la población, e incluso en algunos países se encuentra por debajo del 10%.
Pobreza en Europa
Hablar de pobreza en Europa no es lo más frecuente. Siempre se considera al continente como una región próspera, pujante, producto de una generalización de lo que se vive en la parte occidental del continente, en particular en los países de la Unión Europea. Sin embargo, la realidad marca otra cosa.
En el Consejo de Europa en 1975, se adoptó una definición de pobreza. Se la definió como la situación en la que los “individuos o familias tienen recursos tan reducidos que los excluyen del estilo de vida considerado mínimamente aceptable para el Estado Miembro en el que habitan”. El 19 de diciembre de 1984, la Comisión Europea amplió la definición de la siguiente manera: “Se considerarán pobres aquellas personas, familias y grupos de personas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son a tal punto limitados que quedan excluidos del estilo de vida mínimamente aceptable para el Estado Miembro en el que habitan”.
Pobreza Extrema: La nueva realidad de muchos europeos
El análisis de la pobreza en Europa impone distinguir entre la Unión Europea y el resto de los países. La pobreza en Europa se concentra en la región del Cáucaso y la parte este del continente, en países que no forman parte del bloque de los 27. En su mayoría, los países que componen el top 10 de países más pobres son las versiones actuales de los territorios de la ex Unión Soviética, muchos de los cuales también han sufrido guerras de separación internas, muy costosas en términos humanitarios. Ucrania, muy golpeada por la invasión rusa, lidera el ránking. Lo siguen Moldavia, Kosovo, Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia del Norte, Bielorrusia, Serbia, Montenegro y Bulgaria (único que está en la UE).
Actualmente, la Unión Europea considera que una persona se encuentra en riesgo de exclusión cuando sufre privación material severa, vive en un hogar donde hay baja intensidad de empleo, o en uno donde la renta se encuentre por debajo del umbral de la pobreza (60% de la mediana de ingresos del país). Luego de la crisis de 2008, la pobreza promedio aumentó al 25% de la población del bloque, algo así como 110 millones de personas. Pero, finalizó la década siguiente por debajo del 20%, debido al desarrollo económico de la región, alcanzando a cerca de 90 millones de personas. Sin embargo, la pandemia ha generado que el umbral del 20% haya sido superado nuevamente.
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Pobreza en la Unión Europea
Hoy, la media de pobreza es 21.9% y la mediana 20.4% . Los extremos son 35.8% para Rumania, y 11.5% para República Checa. En total, se considera que 96.5 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza dentro de la Unión Europea.
Lo que queda claro es que la pobreza es un fenómeno de alcance mundial, aunque muchas veces se asocie con algunas regiones particulares. En general, África y América latina suelen ser los destinos más frecuentes cuando hablamos de pobreza. Pero Europa, a pesar de su pujanza, alberga altos porcentajes de pobreza también. Incluso en países centrales. Tal es el caso de España, Italia, Alemania y Francia, que ostentan un 27%, 25.6%, 22.5% y 18.9%, respectivamente. Los primeros tres, incluso, superan la media del bloque de la Unión Europea.