21 de diciembre de 2023 - 21:48 Por Damian Szvalb La relación entre China y Filipinas es cada vez más tensa. Los otrora buenos vecinos de la región, bajo el gobierno del expresidente filipino Rodrigo Duterte, poco a poco se fueron transformando en malos vecinos. Especialmente desde que el actual presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., decidió cambiar de aliado y empezar a mirar hacia Washington. El presidente filipino actual se asocia cada vez más con Estados Unidos en materia de defensa. Esto contrasta con el accionar de Rodrigo Duterte, el anterior presidente, que buscaba una alianza de defensa con China.
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El presidente Ferdinand Marcus Jr.
A comienzos de año, los ánimos eran muy diferentes. Se hablaba de amistad y de un plan chino de invertir 22.000 millones de dólares en las Filipinas. Pero el tono cambió en poco tiempo. El conflicto entre ambos países viene aumentando en los últimos meses. El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., se asocia cada vez más con Estados Unidos en materia de defensa. Esto contrasta con el accionar de Rodrigo Duterte, el anterior presidente, que buscaba una alianza de defensa con China.
En los últimos meses, los incidentes entre ambos países en el mar de China Meridional han hecho que la relación se complique aún más. Los últimos, el pasado fin de semana. En dos incidentes, buques chinos usaron cañones de agua contra barcos filipinos. Desde Manila calificaron a China como «amenaza a la paz». Como respuesta, Filipinas dijo que «el uso de cañones de agua por parte de China son accione graves contra barcos filipinos realizando actividades legítimas en el área. Estas acciones vulneran la soberanía y jurisdicción filipinas y son una amenaza a la paz, buen orden y seguridad».
Previamente, en marzo, Manila acusó a China de haber apuntado reiteradamente con un láser militar a un barco de la guardia costera filipina. Luego, en octubre, se produjeron colisiones entre barcos chinos y guardacostas filipinos. Según se informó, el incidente se produjo durante una misión rutinaria de reabastecimiento de las tropas filipinas estacionadas en un antiguo barco encallado deliberadamente en ese atolón para controlar el avance de China en esas aguas. Tras el incidente en el mar de China Meridional, Filipinas convocó al embajador chino en el país, Huang Xilian. Filipinas calificó como «provocativa, irresponsable e ilegal» la colisión entre dos barcos, uno propio y otro chino, en aguas del disputado mar. China, por su parte, presentó otra queja ante el Gobierno de Filipinas por el incidente y pidió a Manila que deje de «causar problemas y de provocar» a Pekín.
El conflicto
Pekín reivindica casi la totalidad de las aguas del mar de China Meridional. China se aferra a la narrativa de que "todo lo que hay en el Mar de China Meridional le pertenece, pese a que muchos hechos hablan en contra”, asegura Hayton. Se trata de una arteria esencial del comercio mundial, en oposición a las pretensiones de otros países como Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunéi. China y Filipinas mantienen un conflicto por la soberanía de varias islas y atolones en el mar de China Meridional, que Pekín reclama casi en su totalidad por «razones históricas».
En particular, el conflicto es sobre el atolón Second Thomas Shoal. China y las Filipinas se acusan mutuamente del incidente, que no dejó heridos. El atolón en cuestión ha sido escenario de pugnas chino-filipinas durante años. Pertenece al archipiélago de las islas Spratly y está ubicado a 200 kilómetros de la isla filipina Palawan y, por ende, dentro de la zona económica exclusiva del país.
El Second Thomas Shoal se encuentra a casi 1.000 kilómetros de distancia de territorio chino no disputado. En 1999, los filipinos hicieron encallar en ese banco de arena un barco, el BRP Sierra Madre, para luego ocuparlo con un puñado de soldados y subrayar así su reivindicación. Dicho barco está oxidado, pero no puede recibir reparaciones porque China lo impide. Según el portal DW, Bill Hayton, miembro asociado del programa Asia-Pacífico de Chatham House, dijo: "Creo que China quiere que el barco se desmorone por la corrosión. Entonces, Filipinas no podría seguir ocupando el atolón y China probablemente intentaría poner pie allí”.
Según especialistas, el conflicto es de larga data y nunca escaló. Pero lo que lo metió de lleno en la agenda internacional fue la decisión de Filipinas de hacerlo visible. Segú consigna el sitio DW, el nuevo asesor de seguridad nacional, el general Eduardo Año, decidió hacer público lo que ocurre en el Mar de China Meridional y, desde entonces, a bordo de los barcos filipinos viajan camarógrafos, para documentar su punto de vista.
El rol de Estados Unidos
La potencia de Occidente está sumando presencias en toda la zona de influencia de China. Las más notoria es, sin dudas, su apoyo a Japón y Corea del Sur, dos socios estratégicos en la región. Ambas situaciones no agradan a China, pero poco puede hacer al respecto. Sin embargo, la situación que sí irrita fuertemente a Xi Jinping es el apoyo que Estados Unidos provee a Taiwán, la isla díscola que no se reconoce como parte de China.
Respecto de Filipinas, Estados Unidos aprovechó la oportunidad que presentó la llegada al gobierno de Filipinas de Ferdinand Marcos Jr, el sucesor de Rodrigo Duterte. Como mencionamos más arriba, el nuevo presidente realizó un viraje clave: pasó de mirar a China a mirar a Estados Unidos. Esta situación molesta mucho a China y hace que la disputa en el mar de China Meridional pueda ser incluida en el marco de un combate más general entre las dos grandes potencias.