30 de agosto de 2024 - 19:55 Por Sarai Avila El ascenso de la Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha en Alemania, en las elecciones estatales de Turingia y Sajonia es motivo de gran preocupación. En Turingia, el partido liderado por Björn Höcke, una de las figuras más radicales de la formación, obtuvo el 32,8% de los votos, aunque es poco probable que pueda formar gobierno. En Sajonia, la CDU ganó con el 31.9% de los votos, seguida de cerca por la AfD con el 30.6%, mientras que el partido del canciller Scholz quedó en cuarto lugar con el 7.3%.
El canciller alemán, Olaf Scholz, reaccionó con firmeza ante estos resultados, señalando que "Los resultados de la AfD en Sajonia y Turingia son amargos y preocupan. Esto no puede ser algo a lo que nuestro país se acostumbre. La AfD le hace daño a Alemania, perjudica a la economía, divide a la sociedad y daña la reputación de nuestro país".
Si bien se descartan alianzas que permitan a la AfD formar gobierno, el avance de este partido de extrema derecha supone un desafío importante para el sistema político alemán. Además, este resultado podría inspirar y dar impulso a otros partidos y movimientos de ultraderecha en Europa, amenazando la estabilidad y los valores democráticos en la región.
El contexto: ataque terrorista
El pasado viernes 23 de agosto por la noche, la ciudad de Solingen, Alemania, fue escenario de un brutal ataque terrorista que dejó tres personas muertas y ocho heridas. El grupo terrorista Estado Islámico (EI) se ha atribuido la autoría del ataque a través de un comunicado.
En su cuenta de Telegram, alegando que fue llevado a cabo "en venganza por los musulmanes en Palestina y en todas partes". Aunque la autenticidad de la declaración no ha sido verificada, las autoridades alemanas han iniciado una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos.
El atentado ocurrió durante un festival en el centro de Solingen, que conmemoraba el 650 aniversario de la ciudad. Según testigos presenciales, un hombre armado con un cuchillo comenzó a atacar indiscriminadamente a la multitud. El agresor, identificado más tarde como Issa al H., un ciudadano sirio de 26 años, se dirigió principalmente al cuello de sus víctimas, en un intento deliberado de causar el mayor daño posible. El director del operativo policial, Thorsten Fleiss, señaló que el modus operandi del ataque sugiere una motivación terrorista. "Las cuchilladas iban dirigidas de forma muy precisa a los cuellos de las víctimas, sin ningún motivo aparente salvo el de matar", dijo Fleiss. La policía localizó y arrestó al sospechoso al día siguiente, cuando él mismo se entregó a las autoridades, vistiendo la misma ropa que llevaba durante el ataque, manchada de sangre.
El ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, confirmó la detención del sospechoso y añadió que se estaba investigando una posible relación del detenido con el Estado Islámico. "Hemos detenido al verdadero sospechoso", dijo Reul, añadiendo que las fuerzas de seguridad tenían "elementos de prueba" que sustentaban su implicación en el ataque.
Reacción de las autoridades de Alemania
El ataque ha generado una rápida y enérgica respuesta por parte de las autoridades alemanas. El canciller Olaf Scholz calificó el suceso como "un acto terrible que me ha conmocionado enormemente". En un mensaje publicado en X, Scholz expresó su solidaridad con las víctimas y sus familias, prometiendo que el agresor sería "castigado con todo el peso de la ley". El presidente Frank-Walter Steinmeier también expresó su consternación, subrayando la necesidad de "permanecer unidos contra el odio y la violencia".
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El gobierno alemán ha enfatizado la importancia de reforzar la seguridad en eventos públicos y ha sugerido la implementación de leyes más estrictas sobre el porte de armas blancas. Nancy Faeser, ministra del Interior, ha propuesto reducir el tamaño permitido de las hojas de cuchillos que se pueden portar en público, pasando de 12 a 6 centímetros. "Este ataque es un recordatorio doloroso de los riesgos que enfrentamos en nuestra vida diaria", declaró Faeser.
El rol de los opositores
El ataque ha reavivado el debate sobre la seguridad y la inmigración en Alemania, especialmente a medida que se acercan las elecciones estatales en Turingia y Sajonia. Friedrich Merz, líder de la oposición cristianodemócrata (CDU), criticó duramente al gobierno por su manejo de la situación de seguridad y la inmigración. "El problema no son los cuchillos, sino las personas que andan por ahí con ellos", dijo Merz, sugiriendo que Alemania debería detener la acogida de refugiados y comenzar a deportar a aquellos que no tienen derecho a permanecer en el país.
Por otro lado, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha utilizado el ataque en su campaña electoral, llamando a sus seguidores a "proteger a sus hijos" y "acabar de una vez con la aberración del multiculturalismo forzado". Björn Höcke, líder de AfD en Turingia, afirmó que "con un Gobierno de AfD no habría atentados como el del viernes pasado ni inmigración masiva ni el colapso de la seguridad".
El ataque en Solingen ha tenido un impacto significativo en el panorama político alemán, avivando las tensiones en un momento crítico antes de las elecciones. Los partidos de oposición han aprovechado la situación para criticar al gobierno y proponer políticas más estrictas de inmigración y seguridad. La ultraderechista AfD ha aumentado su retórica antiinmigrante, mientras que los partidos del gobierno buscan equilibrar la seguridad con los derechos humanos y las obligaciones internacionales.
El canciller Scholz, bajo presión para mostrar una postura más firme, ha prometido intensificar las deportaciones de aquellos que no tienen derecho a permanecer en Alemania. "Debemos hacer todo lo posible para garantizar que aquellos que no pueden ni están autorizados a quedarse en Alemania sean repatriados y deportados", dijo Scholz durante una visita a Solingen.
