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Feroz campaña militar

Putin desafía a Trump y sigue atacando Ucrania

Mientras Donald Trump insiste en promover un alto el fuego entre Rusia y Ucrania, Putin sigue su feroz campaña militar contra Ucrania.

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15 de abril de 2025 - 11:16 Por Sarai Avila

La guerra en Ucrania suma un nuevo capítulo sangriento tras el ataque ordenado por Vladimir Putin con misiles balísticos rusos sobre la ciudad de Sumy el pasado Domingo de Ramos, uno de los días más sagrados para los cristianos. El bombardeo, que dejó al menos 34 muertos y más de un centenar de heridos, se produce en un momento delicado: mientras la administración de Donald Trump intensifica gestiones diplomáticas para forzar un alto el fuego, desde Moscú parece llegar una respuesta burlona, sangrienta y desafiante.

Sumy, una ciudad martirizada

Ubicada a tan solo 30 kilómetros de la frontera rusa, Sumy se ha convertido en símbolo del horror. Dos misiles impactaron en el centro de la ciudad cuando los fieles se reunían en iglesias para conmemorar el Domingo de Ramos. Entre los muertos, se cuentan dos niños. Las imágenes del lugar muestran cuerpos envueltos en mantas, edificios destrozados y coches ardiendo entre los escombros. Autoridades ucranianas afirmaron que se usaron municiones de racimo, lo cual agrava la gravedad del hecho: un arma prohibida en muchas partes del mundo por su efecto indiscriminado en áreas civiles.

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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, fue categórico: “solo una escoria inmunda puede actuar así. El ataque alcanzó el centro de la ciudad en pleno Domingo de Ramos”. En su discurso diario, exigió una respuesta global contundente y recordó que hace un mes Ucrania aceptó una propuesta de alto el fuego incondicional impulsada por Estados Unidos, pero que Rusia rechazó.

Trump, entre la presión diplomática y el desconcierto

Desde su retorno a la presidencia, Trump ha promovido un giro diplomático hacia Moscú. Su enviado especial, Steve Witkoff, ha mantenido reuniones directas con Vladimir Putin, en busca de una “solución al conflicto ucraniano”. Sin embargo, el Kremlin dejó claro que no espera avances en lo inmediato. El portavoz Dmitri Peskov afirmó que “Putin lo escuchará, pero no se esperan resultados diplomáticos”.

Trump condenó el ataque como “horrible” y “terrible”, pero deslizó que le habían dicho que se trató de “un error”. Una interpretación que fue duramente cuestionada por los ministros de Asuntos Exteriores de Europa, que insisten en que no hubo ningún error: los misiles impactaron objetivos civiles de forma deliberada.

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“Espero que Trump y su administración vean que Putin se burla de su buena voluntad”, dijo el ministro polaco Radosaw Sikorski. Desde Finlandia, su homóloga Elina Valtonen declaró que el bombardeo fue “una muestra del desprecio absoluto de Rusia por la vida humana”.

La UE y la OTAN, en alerta: sanciones, rearme y condena

La Unión Europea reaccionó con una mezcla de indignación y pragmatismo. En una reunión celebrada en Luxemburgo, los ministros de Exteriores acordaron acelerar un nuevo paquete de sanciones, el número 17 desde 2022. Kaja Kallas, Alta Representante de la UE, pidió aplicar “máxima presión” sobre Moscú y redoblar el apoyo militar a Ucrania. Propuso un plan para reunir 5.000 millones de euros destinados a munición y armamento, con una meta aún más ambiciosa: 40.000 millones para 2025.

“Hay una persona a la que no le interesa la paz y es Putin”, declaró Valtonen. Francia, por su parte, pidió confiscar los activos congelados del Banco Central ruso y endurecer las sanciones sobre el gas natural licuado, un sector que hasta ahora había quedado fuera de los castigos. Desde Bruselas, la OTAN condenó el ataque con palabras inusualmente duras. “Escenas horribles del centro de Sumy. Nuestros pensamientos están con el pueblo ucraniano en este día sagrado”, declaró una portavoz. Estados Unidos, Reino Unido y Alemania también expresaron su repudio.

¿Una burla a los esfuerzos diplomáticos?

Los ataques recientes no solo coinciden con las negociaciones entre Moscú y el enviado de Trump, sino también con otros gestos de distensión, como un canje de prisioneros entre Rusia y Estados Unidos. Sin embargo, la secuencia de los hechos genera suspicacias. “Es una humillación para quienes trabajamos por la paz”, expresó el canciller lituano Budrys, quien calificó el bombardeo como un “crimen de guerra por definición”.

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El presidente francés Emmanuel Macron se mostró aún más tajante: “Esto es desdén por la vida humana y por las propuestas diplomáticas de Trump. Rusia eligió esta guerra, y Rusia decide prolongarla”. En simultáneo, desde el Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer pidió un alto el fuego total e inmediato. Y en Washington, el exmilitar y actual enviado Keith Kellogg sostuvo que el ataque “cruza cualquier línea de decencia”.

Ucrania insiste: sin presión, no hay paz

Zelensky ha reiterado que la única forma de detener el conflicto es con presión real. “Rusia actúa como un terrorista. Y a los terroristas se los frena, no se los aplaude ni se les ofrece treguas para rearmarse”, declaró. Además, denunció que el ataque fue doble: primero impactaron edificios universitarios y luego, apenas 200 metros más allá, una zona de viviendas y comercios.

La ciudad de Sumy es estratégica: está cerca de la frontera rusa y, según analistas, podría ser blanco de una próxima ofensiva. El corresponsal de la BBC en Kyiv, James Waterhouse, informó que “es una zona donde las tropas rusas podrían estar preparándose para una gran operación”.

Impacto y futuro inmediato

Los ataques también alimentan la crisis humanitaria. Sumy ya era una zona castigada y ahora enfrenta el desafío de enterrar a sus muertos, asistir a heridos y reorganizar la vida en medio del miedo. Además, el atentado genera incertidumbre respecto a la viabilidad de las negociaciones impulsadas por Trump, quien mantiene una postura ambigua: busca el fin del conflicto, pero se niega a condenar directamente al Kremlin.

El bombardeo a Sumy es el ataque más mortífero en lo que va del año, y ocurre apenas días después del atentado en Krivói Rog, ciudad natal de Zelensky, donde murieron 19 personas, incluidos nueve niños. Ambos ataques, con uso de misiles balísticos y potencialmente municiones de racimo, muestran una estrategia de escalada bélica por parte de Moscú.

Mientras tanto, Ucrania sigue resistiendo. Y Europa, aunque dividida en algunos puntos, parece moverse hacia una línea más firme de presión militar y económica. En ese tablero, la administración Trump enfrenta una paradoja: su esfuerzo por negociar la paz choca, una y otra vez, con los hechos sangrientos que llegan desde el este.

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