En las últimas semanas, Elon Musk, empresario multimillonario, aliado político de Donald Trump y propietario de X (antes Twitter), intensiificó su participación en asuntos políticos europeos, generando controversia y polarización.
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SUSCRIBITEElon Musk irrumpió en la política europea. Macron, Starmer y Scholz lo cuestuionarons por sus ataques y su respaldo a la extrema derecha
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SUSCRIBITEEn las últimas semanas, Elon Musk, empresario multimillonario, aliado político de Donald Trump y propietario de X (antes Twitter), intensiificó su participación en asuntos políticos europeos, generando controversia y polarización.
El desencadenante más reciente de la controversia fue un artículo de opinión escrito por Musk para el periódico alemán Die Welt, donde describió al AfD como “la última chispa de esperanza” para Alemania. Según el magnate, el país está “al borde del colapso económico y cultural”, y sólo este partido puede revertir la situación. Musk argumentó que el AfD defiende principios que promueven la innovación y la recuperación económica, citando como ejemplo las inversiones de su empresa Tesla en Alemania.
El artículo también buscó desestimar las acusaciones de extremismo contra el AfD, mencionando que su líder, Alice Weidel, tiene una pareja del mismo sexo proveniente de Sri Lanka. “¿Eso les suena a Hitler? ¡Por favor!”, escribió Musk, minimizando las críticas hacia el partido. Sin embargo, el AfD está clasificado como sospechoso de extremismo por las agencias de inteligencia alemanas y sus postulados han sido tildados de antidemocráticos y xenófobos.
El canciller Olaf Scholz condenó las declaraciones de Musk, calificándolas de “erráticas” y aseguró que “Alemania opera de acuerdo con la voluntad de sus ciudadanos, no con los caprichos de un multimillonario estadounidense”. Scholz también instó a mantener la calma y no “alimentar a los trolls”.
Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron acusó a Musk de liderar una “internacional reaccionaria” y de interferir en procesos democráticos. En un discurso dirigido a embajadores, Macron lamentó que “el propietario de una de las mayores redes sociales del mundo intervenga directamente en elecciones, como las de Alemania”.
En el Reino Unido, Keir Starmer respondió a los ataques de Musk, quien lo acusó de haber encubierto delitos graves durante su gestión como jefe de la Fiscalía. Starmer condenó a “quienes difunden mentiras y desinformación” y señaló que “se ha cruzado una línea” cuando estas acciones generan amenazas contra funcionarios como Jess Phillips, ministra de Protección y Violencia contra Mujeres y Niñas, también blanco de los ataques de Musk.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se sumó a las críticas y alertó sobre los peligros de los discursos totalitarios promovidos por figuras como Musk. Durante un evento reciente, destacó que “quienes prometen orden y seguridad a cambio de derechos fundamentales son una amenaza para la democracia”.
La intervención de Musk en la política alemana ocurre en un momento crucial, ya que las elecciones anticipadas están programadas para el 23 de febrero. Estas elecciones se adelantaron debido al colapso de la coalición tripartita liderada por Olaf Scholz, tras meses de desacuerdos internos sobre cómo abordar la crisis económica y energética del país. La imposibilidad de alcanzar un consenso entre los partidos que conformaban el gobierno generó una parálisis legislativa que finalmente desembocó en la disolución del Bundestag y la convocatoria de nuevos comicios.
Según encuestas recientes, el AfD ocupa el segundo lugar con un 19% de intención de voto, mientras que la coalición conservadora liderada por la CDU alcanza el 30%. Aunque el AfD difícilmente formará gobierno debido al rechazo de otros partidos, su creciente apoyo representa un desafío para las fuerzas democráticas tradicionales. La promoción de Musk a favor del AfD también plantea preguntas sobre el rol de las plataformas digitales en las elecciones. La Comisión Europea ha advertido que monitoreará cualquier acción que pueda alterar el contexto político bajo la Ley de Servicios Digitales, aunque reconoció que no existe una normativa clara que prohíba la expresión de opiniones personales en redes sociales.
La irrupción de Musk en la política no se limita a Europa. Como asesor clave del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, Musk ha ganado un papel destacado en la configuración de la agenda internacional. Su influencia, amplificada por su control sobre X y sus empresas tecnológicas, plantea un dilema para los gobiernos democráticos: ¿cómo contrarrestar su injerencia sin socavar la libertad de expresión? En este contexto, algunos analistas consideran que Musk opera como un “poder supranacional”, utilizando su fortuna y sus plataformas para influir en las democracias de manera que beneficien tanto a sus intereses comerciales como a su visión política. Este fenómeno genera tensiones adicionales en un momento en que Trump se prepara para regresar a la Casa Blanca, con una política exterior que promete ser más disruptiva que en su primer mandato. La controversia en torno a Musk subraya un cambio en la relación entre tecnología, poder económico y democracia, cuyas implicancias apenas comienzan a explorarse.