22 de abril de 2025 - 18:07 Por Sarai Avila La tregua pascual entre Rusia y Ucrania, que comenzó el sábado 19 de abril con la esperanza de convertirse en un paso hacia la paz, venció este lunes sin haber logrado su objetivo. Los bombardeos se reanudaron apenas unas horas después de su expiración y tanto Kiev como Moscú se acusan mutuamente de haber violado sistemáticamente el alto el fuego. En este contexto de desconfianza y recrudecimiento de los combates, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presiona para alcanzar un acuerdo esta misma semana y anuncia un nuevo tratado comercial con Ucrania que promete inversiones a gran escala y acceso a minerales estratégicos, a cambio del fin de la guerra.
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Donald Trump quiere y necesita que Putin acepte esta semana un cese del fuego
Una tregua imposible
La tregua, propuesta de forma unilateral por Vladimir Putin, tenía como objetivo aparentar voluntad de paz ante la comunidad internacional durante la Pascua ortodoxa. Comenzó a las 18:00 del sábado y debía terminar a la medianoche del domingo. Ucrania respondió afirmativamente a la iniciativa, pero con fuertes reservas. Según el presidente Volodímir Zelenski, Rusia violó la tregua más de 2.900 veces, principalmente con bombardeos de artillería y drones kamikaze, y denunció ataques en las regiones de Donetsk, Kursk y Sumy.
Rusia, por su parte, acusó a Ucrania de más de 4.000 violaciones del alto el fuego, y aseguró haber derribado 104 drones enemigos. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que sus tropas “respetaron estrictamente” el cese de hostilidades, pero que respondieron a provocaciones ucranianas. La realidad es que, durante las 30 horas de tregua, las sirenas antiaéreas siguieron sonando en ciudades como Kiev, Mikoláiv y Jersón, mientras que las víctimas y daños materiales se siguieron acumulando.
Para muchos analistas, la breve pausa en los combates fue una jugada estratégica de ambos gobiernos para mostrarse como promotores de la paz ante la Casa Blanca. Trump, que busca cerrar el conflicto como parte de su legado, había advertido días antes que EE.UU. dejaría de mediar si no veía avances “rápidos y concretos” en las negociaciones. Su secretario de Estado, Marco Rubio, viajó a París para presionar a ambas partes y dejó claro que Washington no está dispuesto a esperar indefinidamente.
Se acaba la paciencia de Donald Trump
El mensaje de Trump fue claro: “Si por alguna razón una de las dos partes lo pone muy difícil, simplemente diremos: ‘Son tontos. Son unos tontos. Son personas horribles’, y vamos a pasar de largo”. El presidente estadounidense dejó entrever que no se trata solo de detener la guerra, sino de convertir la paz en un negocio. “Ambos comenzarán a hacer grandes negocios con Estados Unidos, que está prosperando, y harán una fortuna”, publicó en su red Truth Social.
En paralelo a la fallida tregua, Ucrania y Estados Unidos firmaron el jueves 17 un “memorándum de intención” que abre paso a un acuerdo económico con múltiples implicancias geopolíticas. El documento no solo garantiza a Washington acceso preferencial a los recursos minerales estratégicos de Ucrania —litio, titanio, uranio, berilio— sino que prevé la creación de un Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Ucrania, coadministrado por ambos gobiernos. El fondo, aún en negociación, busca atraer capital estadounidense para la posguerra, pero también podría funcionar como un reembolso indirecto por la ayuda militar y económica enviada por EE.UU. desde 2022. De hecho, el propio Trump ha insistido en que ese acuerdo debe representar una compensación. Además, se filtró que el pacto podría incluir el control parcial de la infraestructura energética ucraniana por parte de empresas estadounidenses.
Zelenski, que en febrero tuvo un tenso cruce con Trump en la Casa Blanca, ha mostrado desconfianza ante las condiciones impuestas por Washington. En varias oportunidades ha exigido garantías de seguridad para cualquier alto el fuego, advirtiendo que sin respaldo militar creíble, Ucrania quedaría expuesta a nuevas agresiones rusas. "Un alto el fuego sin garantías de seguridad es peligroso para Ucrania", declaró en la última cumbre europea.
Las exigencias de Rusia, en tanto, parecen inaceptables para Kiev. Moscú no solo quiere que Ucrania abandone su aspiración de ingresar a la OTAN, sino que también exige la retirada total del ejército ucraniano de las cuatro regiones anexadas por el Kremlin (Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón), el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea y la derogación de leyes ucranianas que considera discriminatorias con la lengua y cultura rusas.
A pesar de este escenario aparentemente infranqueable, ambas partes aceptaron reunirse esta semana en Londres junto a representantes de EE.UU., Francia y Reino Unido. Zelenski adelantó que la delegación ucraniana irá con una propuesta concreta de alto el fuego incondicional y cese de ataques a infraestructura civil. Desde Moscú, Putin también se mostró dispuesto a considerar nuevas treguas, aunque insiste en que “tienen que respetar nuestras condiciones de seguridad”.
Estados Unidos insiste
Entre bastidores, Estados Unidos negocia simultáneamente con Rusia una posible reanudación de las relaciones diplomáticas y una reducción de sanciones si Moscú acepta el acuerdo de paz. Según Bloomberg, la administración Trump podría incluso reconocer el control ruso de Crimea como parte del pacto, un gesto que indignaría a los aliados europeos de Ucrania. El Kremlin, en tanto, ha celebrado que Washington descarte públicamente la entrada de Kiev a la OTAN.
En el frente de guerra, la situación sigue siendo dramática. Este lunes, nuevas oleadas de drones Shahed impactaron en las regiones de Cherkasi, Mikoláiv y Sumy. El último ataque dejó al menos dos muertos, decenas de heridos —incluyendo varios niños— y más de 60 edificios afectados. Mientras tanto, el gobierno ucraniano impuso sanciones a tres empresas chinas por su presunta colaboración en la producción de misiles rusos Iskander, profundizando las tensiones con Pekín.
Desde el comienzo de la invasión en febrero de 2022, más de 500 intercambios de prisioneros han sido gestionados por Emiratos Árabes Unidos. Uno de los pocos gestos diplomáticos que aún se mantienen entre las partes. Esta semana se prevé otro intercambio de 500 prisioneros, incluidos combatientes heridos, como señal de buena voluntad de cara a las negociaciones.
Trump apuesta a que una mezcla de presión comercial, promesas de inversión y un realineamiento geopolítico le permitan anotarse un triunfo internacional. Pero muchos en Europa y dentro de Ucrania desconfían. “La paz no puede comprarse ni venderse como un paquete de inversiones”, advirtió un analista ucraniano en Kyiv. Mientras tanto, las alarmas antiaéreas siguen sonando. Y la tregua pascual quedó ya muy atrás.