31 de marzo de 2023 - 10:22 Por Sarai Avila Desde que los talibanes reanudaron el control de Afganistán después de la retirada de las fuerzas estadounidenses en 2021, los derechos humanos de las mujeres, niñas y de los miembros de la comunidad LGTBIQ+ son cotidianamente vulnerados y reprimidos. Desde El Archivo, se ha visibilizado previamente la situación por medio de una entrevista a Virginia Marturet, abogada e investigadora argentina y feminista.
El Primer Emirato Islámico de Afganistán transcurrió entre los años 1996-2001, año en que Estados Unidos invadió el país, derrocando el gobierno de Mohammad Omar. Durante ese periodo, las restricciones impuestas hacia las mujeres eran igual de violentas y coercitivas que las que ejerce el Emirato Islámico en la actualidad, limitando la participación femenina en la vida cotidiana y la esfera pública.
A las prohibiciones que se describen en el artículo escrito 2022, un año después de la llegada de los talibanes al poder, que detalla las medidas tomadas contra las mujeres, se suman la privación de la educación universitaria femenina y el establecimiento de un decreto emitido por el Ministerio de Economía que prohíbe a las mujeres trabajar, especialmente en las ONG, lo que ha llevado a que muchas de ellas se retiren del país a modo de negación y protesta, dejando aun más en evidencia la falta de accionar del gobierno talibán.
Según informes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más 3.5 millones de personas afganas emigran del país, siendo la población que cuenta con la mayor cantidad de refugiados a nivel mundial. Este grupo está compuesto mayoritariamente por mujeres, niñas y jóvenes, que huyen no sólo de un sistema represor, sino también de un territorio en donde las condiciones socioeconómicas, sanitarias y climáticas incrementan el malestar en la cotidianidad.
En 2021 el portavoz del grupo, Zabihullah Mujahida, había comunicado que los derechos de las mujeres iban a ser respetados en el marco del islam, exclamando que “estarán contentas de vivir bajo la sharía”, la realidad es otra. En la medida de sus posibilidades las mujeres se han manifestado en las calles reclamando el respeto por sus derechos y pidiendo el fin del gobierno ejercido por Hibatullah Akhundzada. Estas manifestaciones fueron fuertemente reprimidas por los islamistas.
https://twitter.com/afghanwomen_j_m/status/1633079489897824257
La preocupación de muchas mujeres por no poder trabajar y estudiar se incrementa por vivir en un régimen donde la situación económica es precaria. Muchas de ellas son el sostén del hogar, lo que implica que el acceso a la alimentación básica y a los servicios de salud sea cada vez más complejo. Según la ONU, la desnutrición en Afganistán aumenta a grandes pasos. Casi un millón de niños menores de 5 años se encuentran en situación severa de desnutrición. Se calcula también que casi la mitad de los 41 millones de habitantes del país padecen inseguridad alimentaria aguda, incluidas más de 6 millones de personas al borde de la inanición, según el Programa Mundial de Alimentos.
El gobierno talibán se caracteriza por basar su régimen en la sharia, que es la ley islámica. Dictamina un código de conducta, rige la moral de los ciudadanos y establece la doctrina ortodoxa que los talibanes buscan implementar por medio de un accionar violento. La institución que vigila el cumplimiento de la ley es el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio. De esta manera, las medidas tomadas contra las mujeres son justificadas y los derechos de la comunidad LGTBIQ+ no son respetados, pues la sharia no reconoce derechos a minorías y disidencias.
El régimen talibán ha elaborado una lista de personas homosexuales, con la finalidad de que sean ejecutadas. Esto provoca que muchas personas no heterosexuales deban huir del país o esconderse, y muchas veces solicitar auxilio a ONGS. La homosexualidad es considerada un comportamiento penal, y se castiga con la lapidación o con el derrumbamiento de un muro sobre el cuerpo de la persona. Las organizaciones Human Rights Watch y OutRight Action International, realizaron un informe denominado “Even if you go to the skies, we´ll find you” (“Te encontraremos aunque te vayas al espacio”). En este se pueden leer testimonios de personas LGTBIQ+ que viven o han vivido bajo el régimen talibán.
Sin embargo, a pesar de que la homosexualidad es cruelmente reprimida, dentro del grupo talibán existe la practica denominada bacha bazi. Bacha bazi significa “jugar con los niños”. Es una costumbre pederasta, donde niños y adolescentes varones llevan a cabo tareas de “animadores” a hombres de estatus y poder económico. Esto no es catalogado como homosexualidad, sino como entretenimiento, y si bien es una situación de esclavitud sexual, trata infantil y de pedofilia, estas situaciones no son juzgadas ni castigadas. En este informe realizado por HUMANIUM, una organización internacional que vela por los derechos de los niños, puedes leer más.
Las mujeres y otras colectividades son excluidas cotidianamente de la vida social, siendo invisibles. Son restringidas del ámbito público, de la esfera social, constantemente excluidas y relegadas al ámbito privado y doméstico. El Consejo de Seguridad de la ONU, otras agencias internacionales y de derechos humanos, y un sistema internacional preocupado por la situación, han solicitado a los talibanes que reviertan las decisiones que han tomado respecto a la violencia y alteración de derechos.